Imagen de la pedagoga Alejandra Melús. | R.P.F.

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Alejandra Melús (Madrid, 1986) es experta en Atención Temprana, maestra de Educación Especial y, sobre todo, madre de tres niños de 4, 7 y 10 años. Tras trabajar 7 años en un centro público atendiendo a niños, al convertirse en madre empezó a tratar con familias, a las que asesora con todo tipo de cuestiones relacionadas con la crianza y la educación. Está en Palma para impartir una charla sobre ‘Acompañar a la familia en los valores’ organizada por la Conselleria d’Afers Socials con motivo del Día Internacional de las Familias. Será el próximo lunes, a las 18.30 horas, en Can Campaner

¿De qué valores estamos hablando exactamente?
Abordaré cuatro valores para mí imprescindibles: respeto, empatía, esfuerzo y diversidad. Hay muchos más, pero estos son los que más aparecen en las sesiones con las familias con las que trabajo: mi hijo no se esfuerza, me falta al respeto ...

¿Es de las que cree que vivimos una crisis de valores?
Nos llenamos la boca diciendo que faltan valores, que los niños han perdido el respeto. ¿Cuántas veces les gritamos para decirles que no griten? ¿Cuántas veces nos permitimos hablarles como jamás hablaríamos a un adulto? Si no somos capaces de contener nuestras rabietas, ¿cómo vamos a pedírselo a ellos? Los niños son plastilina, seres sociales que imitan la conducta de los demás, especialmente de sus adultos de referencia.

Es difícil ser adulto, y más de referencia
Desde luego. En este punto, ante la paternidad, lo primero que recomiendo es bajar expectativas: sobre nuestros hijos, sobre nosotros mismos como padres y sobre la paternidad en general. Antes que padres e hijos, somos humanos, y como tales, no somos perfectos, cometemos errores. Yo a mis hijos les reconozco mis errores muy a menudo. No creo que pierda autoridad, sino que les doy ejemplo. Les digo que yo también estoy aprendiendo.

Nunca se deja de aprender, ¿verdad?
Escribo desde hace mucho para el Club de las Malas Madres, y una de las cosas que decimos siempre es que éramos mucho mejores madres antes de tener hijos: íbamos a mantener siempre la calma, les íbamos a acostar cada noche a las nueve, no les íbamos a dar chuches,... Con el primer hijo, se te quita la tontería. No te digo ya con tres.

Una iniciativa imprescindible, el Club de las Malas Madres
Hoy en día estamos sometidas a una gran presión. Se espera que seamos mujeres orquesta: grandes profesionales, excelentes madres,... Encima, tenemos a las influencers que mantienen un tipazo justo después de parir, los gurús en redes sociales diciéndonos cuál es la manera correcta de hacer las cosas,... Nos sentimos continuamente juzgadas y sometidas a una terrible sobreinformación.

Ante este panorama, ¿a qué podemos aferrarnos?
A lo que nos haga sentir bien con las personas que más queremos. Con la crianza, estamos sembrando en nuestros hijos los valores que consideramos justos. Hay que tener confianza, paciencia, y no ser tan duros, ni con nosotros mismos ni con ellos.