Imagen del emblemático bar s'Hostalot, en la carretera de Sineu. | F.F.

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Rodeado de campo, atravesado en parte por la carretera de Sineu y a caballo entre el Pla de Sant Jordi, Son Ferriol y Marratxí aparece un núcleo de población cuyo crecimiento urbanístico le ha dado su forma definitiva de barrio, dotándose de algunos servicios básicos, aunque el grueso obliga a sus vecinos a moverse a través del transporte público o el particular. Sus calles, además, dan nombre a muchas de las montañas más emblemáticas de Mallorca. Estamos en s'Hostalot, una zona de paso que se ha transformado en espacio residencial.

Sin duda, uno de los lugares más emblemáticos de s'Hostalot es el bar al que da nombre, lugar de parada décadas atrás en el camino hacia Palma desde la Part Forana. Por delante transitan cada día miles de vehículos y, en esta época del año, también gran cantidad de ciclistas, la inmensa mayoría extranjeros que toman ese lugar como zona de paso desde la Playa de Palma rumbo al Pla o hacia Marratxí, con el que limita ese espacio periférico extremo, comunicado a través del transporte público por el TIB (Palma-Sencelles-Inca) y la EMT, a través de una línea 14 (Sant Jordi-s'Hostalot-Plaça Espanya) para la que reclaman mayores frecuencias, especialmente, los domingos y festivos.

La vecina Son Ferriol ofrece infraestructuras sanitarias y educativas a los vecinos de s'Hostalot, que cuentan con parada de transporte escolar en la Plaça de Can Burell, la 'zona cero' más allá de la carretera de Sineu. Allí se ubica el Casal de Barri, que anuncia actividades en su fachada, además de un parque infantil para los vecinos más pequeños de ese barrio, donde la tranquilidad reina en un espacio donde las viviendas de nuevo cuño se han hecho con su espacio.

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Varios puntos de recogida selectiva de residuos instalados por Emaya ayudan a mantener limpio un espacio en el que el Camí de Son Ametller ejerce como vía principal, acogiendo algunos pequeños negocios, aunque esa ubicación periférica hace que el acceso a la mayoría de productos también obligue a sus vecinos a moverse hasta Son Ferriol, Sant Jordi o el Coll d'en Rebassa e incluso Palma, desde su salida rumbo a la carretera de Sineu.

La sintonía entre los vecinos, muchos instalados en las nuevas edificaciones, el grueso de planta baja, queda patente en la comunicación a través de un grupo de Facebook (Vecinos de s'Hostalot) en el que se intercambian informaciones referentes al barrio, al igual que en otro grupo de reciente creación (Asociación de vecinos, gente mayor y jóvenes de S'Hostalot) apoyado en la puesta en marcha de una futura entidad.

Los vecinos han mostrado sus quejas y dan forma a un colectivo organizado con el que hacer patentes sus reivindicaciones ante las instituciones, de manera especial frente al Ajuntament de Palma, como las referentes a la limpieza, el transporte público o las fugas de las tomas de agua para regadío, lamentando en un inicio quedarse fuera del plan de limpieza a fondo de las barriadas planteado por Emaya.

Las infraestructuras deportivas nos remiten a Son Ferriol, principalmente -con el campo de fútbol o la piscina Marga Crespí- o Sant Jordi como alternativa, siendo otro hándicap la presencia policial dada la ubicación de s'Hostalot, uno de esos barrios alejados del casco urbano, que destilan aroma de pueblo, pero que lanza al aire sus reivindicaciones como ciudadanos de Palma que son también.