Medio centenar de agentes de la Policía Local de Palma y de la Policía Nacional participaron en el operativo. | R.S.

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Gran ofensiva policial contra la venta ambulantes, inmigración ilegal y falsificaciones de objetos. Medio centenar de agentes de la Policía Nacional y de la Policía Local de Palma llevaron a cabo el pasado viernes un espectacular ‘focus' de seguridad en las principales zonas turísticas de la capital balear.
Desde hacía unos meses, los comerciantes y vecinos venían alertando del descontrol y proliferación de venta ambulante. Por ese motivo, desde el Ayuntamiento de Palma decidieron activar un plan de contingencia con la finalidad de dar un golpe en la mesa y poner freno a esta situación. El pasado viernes, a primera hora, policías de ambos cuerpos se desplegaron de forma simultánea y coordinada bloqueando todas las entradas, salidas y posibles vía de huida de s'Hort des Rei, Dalt Murada, Almudaina y Catedral, en uno de los mayores operativos de estas características que se recuerda en Palma.

Aprovechando la gran sintonía entre ambos cuerpos policiales, agentes de la UCRIF ( Unidad Central de Redes de Inmigración y Falsedades Documentales) de la Brigada de Extranjería de la Policía Nacional fue la encargada de revisar toda la documentación de los vendedores, en su mayoría africanos. Durante el operativo fueron identificadas más de 40 personas, de las cuales al menos seis de ellas fueron detenidas por un presunto delito contra la Ley de Extranjería y por encontrarse en situación irregular en el país.

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A todos los arrestados se les imputa también un presunto delito contra la propiedad intelectual e industrial. Se trata de una usurpación de patente, usurpación de modelo o dibujo industrial, artístico o topografía, utilización de denominaciones de origen. Es decir, vender copias falsificadas de camisetas, carteras, gafas o bolsos de marca.

Se trata de todo un asedio policial contra los infractores que fue muy bien valorado por los comerciantes y vecinos. «Entendemos que son personas sin papeles que tienen que ganarse la vida, pero lo que no puede ser es que lleguen aquí, se apoderen de la zona y engañen a los turistas con meras falsificaciones. Nosotros estamos pagando nuestros impuestos, local, luz, agua, licencias etc... y la competencia es brutal. Ellos no pagan nada y así es imposible luchar en igualdad de condiciones», apunta uno de los comerciantes de la zona.