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Fue una noche muy larga en Alcúdia, pero la ocasión merecía la pena. Ayer el primer equipo balear en conseguir el ascenso a LEB por la vía deportiva digería y saboreaba el éxito, aunque a partir del miércoles la plantilla volverá al trabajo para tratar de cerrar el curso con el título de la tercera categoría del baloncesto nacional. El triunfo en el tercer encuentro de la serie ante el Burgos desató una euforia que se prolongó hasta altas horas de la madrugada en la discoteca Magic. Ayer era el turno de la fiesta, pero en breve los despachos acelerarán sus operaciones para tratar de asimilar el salto cualitativo que la entidad del Nord ha dado en apenas dos temporadas.

«El ascenso ha sido muy complicado porque en cualquier proyecto deportivo, además del trabajo, es necesaria la suerte y a nosotros nos ha acompañado. Estamos muy contentos de haber logrado el objetivo porque en su día tomamos una decisión muy arriesgada al cambiar de entrenador que nos ha salido bien», analizó ayer el presidente del Alcúdia, Miquel Ramis, que aboga por terminar el año con la misma dinámica ganadora ante el Hospitalet.

Parece que fuera ayer cuando el pabellón municipal de Alcúdia vivía partidos de División Autonómica, pero en su sorprendente ascensión se vislumbra en el horizonte la firme posibilidad de cambiar de plaza la próxima campaña. «El club y las divisiones inferiores no se moverán de Alcúdia, mientras que el tema del primer equipo depende de unas cuestiones técnicas que están sobre la mesa y que se valorarán, ya que las exigencias de la nueva competición en lo que al pabellón se refiere no se pueden satisfacer en el municipio».