El bloqueo afecta también a vecinos del entramado de estrechas calles que rodea el Defensora. | R.P.F.

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El día 5 de mayo se cumplirán ocho meses del derrumbe de todo el tejado y la cubierta del teatro Defensora de Sóller, provocando daños en la estructura y en la fachada y también a una propiedad vecina, que quedó parcialmente destruida. El mismo día, todavía sin tener ningún dato del alcance del siniestro, el alcalde de Sóller, Miquel Nadal (PP), se comprometió públicamente a reconstruir el teatro y a finalizar las obras «durante esta legislatura». Sin embargo, los vecinos y negocios de la calle Real, en la que se sitúa el teatro, siguen padeciendo un grave bloqueo viario que impide un tránsito normal, no solamente de vehículos y servicios, sino de los transeúntes y de los residentes.

El hecho es que después del derrumbe se cerró al tráfico la calle y se iniciaron los trabajos técnicos y trámites para la retirada de los escombros del interior y para la consolidación de la fachada, que también amenazaba con derrumbarse. A finales de septiembre se instaló una estructura protectora de la fachada que se ha traducido en una corte viario permanente que impide el acceso a la zona, a excepción de un estrecho paso peatonal. Para desesperación de los vecinos, de momento, no hay fecha para el inicio de la prometida reconstrucción y, por lo tanto, para que se pueda retirar esta gran barrera arquitectónica.

Daños en la casa anexa al teatro.

El bloqueo afecta también a vecinos del entramado de estrechas calles que rodea el Defensora, por las que se accede también al colegio público Ses Marjades, a un hotel de interior y a la zona de la Torrentera, por donde además se ‘cuelan’ a diario coches de alquiler despistados por los navegadores. Un auténtico caos.

Años

En el teatro ya ha finalizado el desescombro interior y se dispone de un informe que apunta a la posible responsabilidad de los autores del proyecto de rehabilitación, lo que deberá dirimirse en los tribunales. También se tendrá que afrontar la reclamación patrimonial de la casa vecina, todavía no interpuesta. Pero desde los servicios técnicos se admite que «no hay fecha» para que se pueda abrir la calle y no se niega que puede ser cuestión «de uno o dos años». Se trabaja en un proyecto de reconstrucción que no dispone de ninguna perspectiva de financia- ción, ni siquiera por parte del Consell que también lo prometió justo después del incidente. Més per Sóller, en la oposición, lo ha denunciado recordando que «el Consell no ha habilitado ninguna partida, a pesar de la súplica municipal, y de ser del mismo color político».

Punto de vista
Miquel Serra

Menos mal que no es suyo

Miquel Serra

Si usted es el propietario de un edificio que se derrumba, sufrirá toda la presión de los técnicos del ayuntamiento, del equipo de gobierno, del Consell, de la policía local, tal vez de la Guardia Civil y quién sabe si de algún juzgado de instrucción. No tengo ninguna duda de que si el desplome obligara a cerrar durante meses una calle céntrica por la que circulan los coches, ya le habrían arruinado con multas, sanciones y requerimientos. Ah, pero si el edificio que se cae es propiedad de una administración, no pasa nada. Eso sucede en Sóller.