Los resultados electorales impiden honrar hoy a un genio de lo sublime, Antonio Gala, de quien ya ensalzaremos el legado que nos deja. Que la política, como todo, se basa en los ciclos es incuestionable, pero lo desconocido es la magnitud de la transición que iniciamos y que como efecto colateral nos llevará a unas elecciones estivales que dan para muchas lecturas e inician un nuevo periodo de especulaciones. Lo vivido el domingo ha sido algo demasiado contundente para poder ofrecer una visión sosegada de los resultados. Partidos que nacieron para ser claves a punto de extinción, nuestro nacionalismo moderado –tras una tortuosa trayectoria– tocando fondo (¿hemos votado en clave nacional?) y un eje entre PP y Vox con la holgura suficiente para obviar interesados mensajes catastrofistas. No sé si esta situación –que no debería sorprendernos tras ocho años de una izquierda radical– puede ser considerado un castigo a unas políticas más centradas en satisfacer los réditos de los pactantes que el interés general que hemos visto muy desenfocado y desatendido estos últimos años.
Nueva era
01/06/23 0:29
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1 comentario
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Esperanzador artículo....en el futuro. Exacto en lo ocurrido ...en el pasado.