Ona Carbonell Ballestero y Margalida Crespi Jaume en su actuación en duos. | MICHAEL DALDER

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Marga Crespí (Mediterránea) se acerca vertiginosamente hacia el pleno de medallas en los Mundiales de Barcelona Ayer, la nadadora de sincronizada mallorquina ayudó al dúo que forma con Ona Carbonell a situarse en tercera posición en las preliminares del ejercicio libre, y en la rutina libre por equipos, permitió que las chicas de Esther Jaumà se situaran segundas, tras Rusia.

Rusia es de metal duro en natación sincronizada y ayer lo volvió a demostrar una vez más a ritmo de ‘Metallica’, en un preliminar de dúo libre que mantuvo el guión habitual en estos Mundiales de Barcelona, si bien las españolas llegan a la final a un suspiro de sus rivales chinas.

La pareja rusa rasgó el agua del Palau Sant Jordi como si fuera una guitarra eléctrica gracias a su ‘heavy metal’ clónico, sin apenas un solo error, casi rozando la perfección. El jurado pareció disfrutarlo, otorgando un 97.230.

Las duras facciones de Svetlana Romashina hallaron de nuevo el reflejo idéntico en la joven Svetlana Kolesnichenko, que volvió a demostrar que está más que preparada para seguir manteniendo el dominio de su país cuando tome el testigo algún día.

Fueron las cuartas en saltar al azul del pabellón catalán y ya dejaron el listón muy alto para las que seguían. Las españolas lo hicieron en noveno lugar, con ese ‘Tango’ que las había bañado en plata en los Juegos Olímpicos.

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No está Andrea Fuentes. Pero, aún así, la nueva pareja española formada por Ona Carbonell y l balear Marga Crespí demostró ir ganando compenetración y cuajaron una notable actuación, bien sincronizada, a pesar de algún error puntual.

«Este tango lo coreografiamos desde hace tres años, con Andrea, Ona y yo. Tuvimos que hacer clases de tango para preparar la entrada. Es una de las rutinas más buenas que se han hecho nunca en cuestión de dúos en sincronizada», recordó Crespí.

Valoración

El jurado valoró mejor la parte artística (47.210) que la técnica (47.060), algo dentro de lo esperado, dado que la fuerza del ejercicio reside en esa pasión que impregna la actuación española. «La plata es muy difícil -admitió Crespí-. Se deben perfeccionar cosas, pero ha salido bastante bien. Mayuko (Fujiki) nos ha dado algunos consejos de sincronización al acabar. El objetivo es nadar lo mejor posible y brillar en la final».

Los cisnes chinos fueron de más a menos y de menos a más, y ese bajón a mitad del ejercicio acabó pasando factura en la puntuación final (95.080). Menos de un punto por encima de Ona y Crespí, lo que da esperanzas a España para aspirar a una plata que se antoja muy difícil.

Además, España -con Crespí de nuevo en liza- peleará por la medalla de plata en la rutina libre de equipo al clasificarse para la final con la segunda mejor nota (94.100), cómo no, por detrás de Rusia (97.390), y por delante de las ucranianas, cuyo ejercicio logró la tercera mejor puntuación (93.100). La meta de las cinco medallas se acerca para Crespí.