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La mejor cosecha del piragüismo balear regresó ayer a casa. Marcus Cooper Walz y Sete Benavides confirmaron su papel de referencias de futuro y presente en la selección nacional,y salvo el bronce en K1 200 de Saúl Craviotto,firmaron los mejores resultados del equipo español en el Mundial absoluto de Moscú.

La gran sensación fue Marcus Cooper Walz. Con apenas 19 años y en su primera participación sénior,el campeón mundial júnior y Sub 23 con el K4 1000 dio el golpe al colgarse una histórica medalla de bronce en K1 500 metros, distancia no olímpica, pero que le permite encarar el salto al 1000 individual y al K4 absoluto con plenas opciones. El palista del RCN de Portopetro fue recibido por algunos de sus amigos y compañeros en Son Sant Joan, donde llegó ayer con su bronce al cuello y en compañía de Sete Benavides y su entrenador,Kiko Martín,y del presidente de la Federación Balear de Piragüismo, Juan José de Salabert.

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Tras coronarse campeón del mundo Sub 23 en Szeged (Hungría) con el K4 1000, y ser bronce en el Mundial absoluto de Moscú en K1 500, Marcus Cooper cargará pilas tras un enorme 2014 con las miras puestas en el Campeonato del Mundo de Milán 2015,y más adelante, la opción de poder estar en los Juegos de Río 2016.

Las mismas metas persigue Sete Benavides (RCN Port de Pollença), que rozó el podio en la capital rusa, al ser cuarto en C1 200 metros, y se mantiene entre la élite de su disciplina, siendo también sexto en el relevo. Al vigente subcampeón de Europa y ganador de la Copa del Mundo en la distancia le queda una competición en Portugal y el Campeonato de España para cerrar un notable ejercicio rumbo a su gran objetivo: Río 2016. recinto polid