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El Barcelona y el Estudiantes de La Plata disputarán en Abu Dabi la final del Mundial de Clubes, en la que el Barcelona puede cerrar un año perfecto con su sexto título, el primero en una competición que Estudiantes ya ganó en 1968, aunque jugó dos finales más, en 1969 y 1970. El Barça, en cambio, aún no ha alzado el trofeo intercontinental. Luchó por él en 1992 y en 2006, pero sin suerte porque perdió en las dos finales.

En el Barcelona, la posibilidad de cerrar el mejor año de su historia con un sexto título (Copa del Rey, Liga, Liga de Campeones y las Supercopas de España y de Europa), ayuda a mitigar el manifiesto cansancio que lleva acumulada la plantilla. A este cansancio se suma el pequeño goteo de lesiones, la más notoria de ellas la de Andrés Iniesta, que estará de baja durante dos semanas y se perderá la final. Más suerte puede tener Seydou Keita, que se perdió el enfrentamiento contra el Atlante mexicano en las semifinales, pero que podría reaparecer para formar una media con Xavi y Sergio Busquets.

En el ataque, la alineación de Henry parece casi una obligación. Completaría el ataque junto a Messi e Ibrahimovic. La feliz recuperación de Messi ha llegado justo en el momento para ayudar a su equipo. No en vano fue suplente en las semifinales y fue salir al campo en la segunda parte para que el encuentro se desatascase en favor del Barça.

Después de haber ganado una cuarta Libertadores, Estudiantes se presenta en Abu Dabi prudente por el nivel del rival pero convencido de que el título es una opción más que asumible. La duda sobre Estudiantes radica en qué partido querrá jugar el conjunto de Alejandro Sabella, dado que el choque contra el club español poco o nada tendrá que ver con el enfrentamiento de semifinales contra el Pohang Steelers. Su gran icono, Juan Sebastián Verón, tiene la oportunidad de emular el éxito que en su día obtuvo su padre con Estudiantes cuando se alzó con la Intercontinental. En su espalda recaen las esperanzas del conjunto argentino para salir airoso de este duelo contra el Barça, en el que los azulgranas quieren saldar una cuenta pendiente.