Antes de entrar en la primera dificultad de la tercera etapa, la carrera hubo de neutralizarse por una caída masiva que mandó a casa a Dumoulin y Gerrans y dañó al entonces líder Fabian Cancellara. Como no había ambulancias para todos los heridos, la dirección de carrera mandó parar unos 20 minutos. | lome sema (Youtube)

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Joaquim «Purito» Rodríguez (Katusha) se convirtió en una flecha en el Muro de Huy y alzó los brazos como vencedor de la tercera etapa, al final de una cima de culto ciclista, donde el británico Chris Froome salió vestido con el maillot amarillo tras volver a superar a sus rivales directos.

Tres años después se abrazó a la gloria, en el mismo escenario donde termina la Flecha Valona. «Murito» Rodríguez tiró de su explosividad, única para este tipo de finales, para rematar su segunda etapa en el Tour, a los 36 años, y un día después de entrar «hecho polvo» en la meta de Zelanda. Una forma dulce de resucitar.

No hubo dolor y Purito arrancó en otro lugar diferente al habitual de la clásica. La última recta se le hizo eterna, pero logró celebrar «una victoria especial» por delante de Chris Froome (Sky), incapaz de responder al hachazo del catalán y del francés Alexis Vuilllermoz (Ag2r), tercero.

El británico, que buscó la etapa con ahínco, vuelve a sonreír vestido con la prenda dorada. Rompió el grupo principal en el último kilómetro, atacó con su molinillo habitual y dejó claro que es el más fuerte de los grandes favoritos.

Froome sacó tajada a su ambición. Alejó en 11 segundos al grupo de Nibali, Valverde, Quintana y Van Garderen, y 18 a un Alberto Contador que se quedó clavado con el ataque del jefe del Sky. Un síntoma de poderío del keniano blanco y de debilidad del pinteño la víspera del pavés, donde también habrá «baile».

«No me lo creía cuando vi que no me seguía nadie. Una sorpresa vestirme de amarillo. Nunca es pronto, esto es maravilloso», señaló Froome en meta.

«Queda mucho Tour, toda la montaña». A esta idea se agarran los aspirantes que siguen a Froome en la general, pero las diferencias ya no son un simple puñado de segundos, ya se habla en muchos casos de minutos. El alemán Tony Martin le sigue a 1 segundo y Van Garderen es tercero a 13.

Los ilustres ven como se va esfumando poco a poco el ganador del Tour 2013. Alberto Contador, tres días seguidos perdiendo tiempo con Froome, es octavo a 36 segundos. Nibali se aleja a 1.38, Alejandro Valverde a 1.51, Nairo Quintana a 1.56 y Purito a 2 minutos. Peor le fue al francés Thibaut Pinot, ya a 2.58.

La etapa partió de Amberes, la «Ciudad de los diamantes», con la mirada puesta en las cotas de los últimos 50 kilómetros, y en especial en el Muro de Huy, la cima española, donde Valverde ha conquistado tres Flechas y una Purito y Dani Moreno.

Precisamente antes de entrar en la primera dificultad la carrera hubo de neutralizarse por una caída masiva que mandó a casa a Dumoulin y Gerrans y dañó al entonces líder Fabian Cancellara. Como no había ambulancias para todos los heridos, la dirección de carrera mandó parar unos 20 minutos.

Ese momento coincidió con la neutralización de Nauleau (Europcar), Pauwels (MTN-Qhubeka), Barta (Bora-Argon 18) y Elmiger (IAM), escapados desde la salida. Luego, y tras unos kilómetros de tranquilidad, de nuevo a volar. Otra etapa.

El Astana de Nibali y el Tinkkoff se Contador dejaron claras sus intenciones de tensar la cuerda a medida que se acercaba el Muro. El Sky se unía a un marcaje necesario para evitar sustos. En un corte se quedó Valverde, por ejemplo.

Un grupo de 50 entró lanzado en el «Camino de las siete capillas» que conducía a un lugar de referencia del ciclismo belga desde hace más de un siglo, con un ascenso de 1,3 kms al 9,6 por ciento que incluye rampas del 26, rodeado de zona habitable y de gradas naturales que daban la sensación de «estadio» del ciclismo.

El italiano Caruso marcó el ritmo para Purito. El de Parets del Vallés le dijo que bajara un poco porque «me iba a asfixiar». Froome lanzó su órdago a 500 metros de meta, descolgó a sus rivales directos y pensó en la victoria.

Cien metros después y aplicando su última experiencia en la última Flecha Valona, en la que por esperar demasiado quedó encerrado, Purito se puso en modo avión para despegar y abrir los brazos al cielo.

«Creí que no llegaba», dijo, pero aguantó esos «dos minutos de sufrimiento» de los que habla el clasicómano belga Philip Gilbert, un ciclista de la zona, ausente este año en el Tour, y también ganador en Huy.

La agonía mereció la pena. Le condujo a su segunda victoria en el Tour, después de aquella lograda en Mende en 2010. Y además, el ganador de la Vuelta al País Vasco abrió la cuenta española. Pudo ser un gran día. Y lo fue.

Llega otro plato fuerte del Tour de Francia con una etapa francobelga entre Seraing y Cambrai, «el día del pavé», la más larga de la presente edición con 223,5 kilómetros. Esperan 7 sectores adoquinados, que completan 13,5 kms. A temblar.