Los jugadores del Madrid siguiendo el remate del Dortmund. | SUSANA VERA

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Real Madrid 2-2 Borussia Dortmund

Real Madrid: Keylor Navas, Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Marcelo, Casemiro, Modric (Kroos, m.63), James, Lucas Vázquez, Cristiano Ronaldo y Benzema (Morata, m.85).

Borussia Dortmund: Weidenfeller, Piszcek, Sokratis, Bartra, Schmelzer; Weigl, Pulisic (Reus, m.62); Dembelé, Gonzalo Castro (Rode, m.80), Schürrle (Emre Mor, m.62); y Aubameyang.

Goles: 1-0, m.28: Benzema. 2-0, m.53: Benzema. 2-1, m.60: Aubameyang. 2-2, m.88: Reus.

Árbitro: Szymon Marciniak (POL). Amonestó a Modric (38) y Casemiro (69) por el Real Madrid; y a Sokratis (71) por el Dortmund.

Incidencias: encuentro correspondiente a la última jornada de la fase de grupos de Liga de Campeones, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 79.500 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por las víctimas en el accidente aéreo del Chapecoense brasileño.

El poderío de Pierre Emerick Aubameyang anuló la reivindicación de los señalados Karim Benzema y James Rodríguez, guió al Borussia Dortmund a un empate (2-2) que permite a Zinedine Zidane igualar el récord de 34 partidos invicto, pero que deja a su equipo en el segundo puesto del grupo.

Un delantero que sueña con jugar en el Real Madrid se exhibió en el Santiago Bernabéu para igualar con un tanto y una asistencia dos tantos de desventaja. La historia del conjunto madridista en la Copa de Europa le impide jugar con especulaciones y menos aún ante su afición. El duelo de altura que decidía el grupo era un buen escenario para mandar un mensaje y jugó sin calculadora.

Sorprendió Zidane con la inclusión de James en el once horas después de admitir que era un problema. El colombiano encajaba a la perfección en su idea de partido ante un Dortmund de gran personalidad que saldría por el balón. Liberado con el pase a octavos certificado y viendo el nivel de los rivales, quedes primero o segundo, salió a disfrutar.

La defensa alemana de cinco en fase defensiva, con la inclusión de Weigl como tercer central, marcaba una línea muy adelantada. Un regalo para un Cristiano con ansiedad por sus ganas de brillar. Quejoso desde el primer minuto. Los balones en largo a la espalda de la zaga rival fueron continuos con la modificación del sistema de Zidane. El equilibrio aumenta bajo un 4-4-2 con Lucas Vázquez y James en bandas. Pero sobre todo por el regreso de Casemiro. No se cansó de robar y de jugar con criterio mientras le duró el físico.

El duelo estaba planteado entre dos equipos que apostarían por un fútbol directo. Aún más vertical de lo habitual el madridista, gustándose de primeras en acciones veloces en los últimos metros. Enganchando a sus seguidores con fases de buen fútbol. Sostenido en defensa por un imperial Varane.

El examen sobre Benzema planeaba en el Bernabéu. Su displicencia del Clásico le hacía estar en el punto de mira y comenzó perdonando. Cristiano asistió en velocidad y el remate del francés, centrado, lo sacó Weidenfeller. Lucas eléctrico y James voluntarioso intercambiaban bandas. El Real Madrid funcionaba.

Solo le faltaba el gol al equipo de Zidane y James tenía la más clara. Lucas medido a Cristiano que pisó el balón antes de asistir al colombiano que chutó de derecha sin poder superar la salida del portero. No pasaba un minuto cuando de nuevo lo intentaba desde la frontal del área, ahora con su pierna buena, la zurda, tras la conexión de primeras de Marcelo y Benzema.

El Real Madrid jugaba con libertad porque los errores en la transición los corregía Varane. Y así llegó el tanto, con un pase magistral de Carvajal que podría ponerse en las escuelas para defensas. Con todo a su favor Benzema empujaba a la red.

Por si algo faltaba en la coctelera, Keylor Navas recuperaba su cara salvadora con dos paradas en un minuto. Una pérdida de James permitió a Dembelé generar desequilibrio y asistir a Pulisic, que no encontraba la forma de superar al costarricense con su disparo cruzado. Segundos después dejaba la parada de la noche en una estirada gatuna a una falta que se coló entre la barrera y además botó en el césped para complicarse aún más.

Zidane, que en la segunda mitad mostraría su versión más enfadada en la banda, comenzaba a torcer el gesto en un contragolpe cuatro contra dos que desperdiciaba el conjunto alemán por un pase final con excesiva fuerza de Castro. Le esperaba una buena dosis de sufrimiento en la reanudación.

El Real Madrid se desplomó. Perdió el balón y reculó metros confiado en sentenciar al contragolpe. Perdió el centro del campo y la solidez, a merced de un Dortmund que fue creciéndose según sintió tener más opciones. Dembelé perdonó tras ver como ninguno de los cuatro rivales que le perseguían le entraban. Su disparo se marchó rozando el poste en la acción que confirmaba el cambio de tendencia.

Pasaban segundos cuando Pulisc apuraba la banda derecha y Castro perdonaba con todo a placer para marcar. La pegada del Real Madrid debía reaparecer y lo hizo aprovechando un desajuste defensivo de Bartra. Cristiano asistió a Benzema que perdonó el mano a mano. No le dio tiempo a lamentarse cuando encontró un pase con rosca medido de James desde el costado izquierdo, que cabeceó a la red.

Ganaba 2-0 el Real Madrid y Zidane se desgañitaba en banda. Veía a su equipo sin la tensión defensiva necesaria. El castigo llegaba a la hora de partido. Aubameyang ya había dejado muestras de su calidad mezclando calidad y velocidad. Ganaba la posición a los centrales y remataba a placer el centro de Schmelzer tras tirar mal el fuera de juego la zaga madridista.

Buscaba recuperar el equilibrio perdido Zidane con el regreso de Kroos por un cansado Modric, pero nada hacia efecto. El Dortmund ya estaba lanzado y Aubameyang comenzaba perdonando. Su error costaría caro en una noche inspirada de Cristiano, pero el portugués no tuvo su partido. Un latigazo desde la frontal con camino a la escuadra lo sacó en una gran estirada el portero rival y la más clara la estrelló en el poste en el mano a mano.

Quedaban dos minutos para el final cuando el Real Madrid recibió de su propia medicina. Nadie estaba en condiciones de igualar la velocidad punta de Aubameyang y Reus, suplente por su resfriado, firmaba el empate que deja al equipo de Zidane segundo de grupo pero con el Juventus como rival más peligroso de un sorteo que será el mundo al revés.