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Óscar Trejo vive en primera persona la dramática situación por la que atraviesan los jugadores del Rayo Vallecano. El futbolista argentino es propiedad del Mallorca y juega en calidad de cedido en el equipo madrileño, que hoy decidirá si realiza un encierro en el vestuario como medida de protesta por el impago de las nóminas por parte de la familia Ruiz Mateos. Ultima Hora quiso conocer ayer de primera mano cómo se encuentra el futbolista y lo primero que llama la atención es que en este escenario de tensión, nadie del Mallorca se ha puesto en contacto con él para conocer su situación. «No me ha llamado nadie del Real Mallorca. En toda la temporada no lo han hecho, así que ahora no me sorprende. No me llamaron cuando las cosas iban bien y tampoco ahora que la situación es mala», relataba el jugador. Trejo lleva en estos momentos dos meses sin cobrar, desconoce cuándo podrá volver a estar al día de pago y destaca que la empresa que le representa le ayuda en esta difícil situación. «Mi representante me está ayudando a mí y a otros muchachos. Mi caso no es el peor, hay compañeros que desgraciadamente están peor», comentaba el futbolista.

El jugador explicó que espera volver al Mallorca cuando termine la temporada y destaca que en la situación actual es muy difícil concentrarse para jugar el fútbol. «Llega un momento en que te cansas porque no sabes nunca lo que puede suceder al día siguiente. La cabeza no está bien y no puedes estar al cien por cien para poder jugar al fútbol», manifestó el delantero del Mallorca, cedido al Rayo.

El delantero convive en Madrid con su pareja y cada día está pendiente de lo que puede suceder en el Rayo Vallecano y si se concreta o no la venta del club. La entidad propiedad de la familia Ruiz Mateos es una de las que está englobada en el grupo Nueva Rumasa y se encuentra en situación preconcursal. Los futbolistas han realizado numerosas protestas públicas, han 'peregrinado' hasta el domicilio particular del propietario del club y hoy posiblemente decidirán encerrarse en el vestuario de la ciudad deportiva y no marcharse a sus domicilios como medida de presión para intentar cobrar lo que se les debe, que en el caso de algunos futbolistas, es la práctica totalidad de las nóminas de esta temporada. Trejo sufre este drama en primera persona.