José Tirado, director general del Mallorca Palma Futsal, en el exterior del Palau d'Esports de Son Moix. | M.A. CAÑELLAS

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Con las secuelas de la humillante eliminación en las semifinales de la Copa del Rey ante el Barcelona del pasado sábado todavía flotando en el ambiente, José Antonio Tirado Tallón (12-02-1977, Palma) vive las semanas más estresantes de su vida. El director general del Mallorca Palma Futsal tiene los cinco sentidos enfocados en la histórica cita que a comienzos del próximo mes de mayo pondrá el nombre de la Isla en el centro del Planeta Fútbol Sala. Acoger en el Velòdrom Illes Balears la Final Four de la Champions League es un premio para un club que, año tras año, está reescribiendo su propia leyenda. Entre llamada y llamada, José Tirado hace una pausa para reflexionar sobre el presente y el futuro de un club ejemplar.

—Después de un par de días, ¿se va pasando el enfado de lo sucedido en Antequera o sigue molesto?
—Estaba más frustrado que mosqueado. Era un tema de frustración, pero no por el equipo ni por el partido, aunque obviamente no fuimos todo lo competitivo que debíamos haber sido. Era más bien por todas las oportunidades que van pasando año tras año y no logramos lo que el club merece por todo el trabajo que hacemos y que hicieron personas que ya no están. Pero repito que no fue un ataque a los jugadores porque están haciendo el mejor año de nuestra historia. Hemos estado hablando, ellos también han hecho autocrítica porque son los primeros frustrados. Nuestro ADN es el de sacar el máximo rendimiento y debemos dar un paso adelante en este tipo de finales.

—El equipo viene de jugar la Final Four. En un mes tiene la Champions. El sábado se enfrenta al Barcelona en la Liga... Parece que está en un tren en marcha en el que no hay tregua.
—Este año está siendo increíble con un nivel de estrés dentro y fuera de la pista inusual y a la vez extraordinario. El equipo está arriba en todas las competiciones. Para nosotros jugar la Champions era una novedad y hemos trabajado para organizar una Ronda Élite aquí que salió redonda e inesperadamente se peleó para conseguir la Final Four, un acontecimiento único para el deporte balear y para este club. Este evento se suele organizar con seis meses de antelación y nosotros tenemos que hacerlo en dos meses y medio. Nos gusta no solo ganar partidos y buscar títulos, sino también organizar grandes y tenemos la obligación de que este Final Four quede para la historia.

—Si rebobina unos meses atrás, ¿alguien dentro del club pensaba que se podía clasificar para disputar la Final Four de la Champions en el año del debut?
—Para nada. Nosotros íbamos a vivir un sueño. A disfrutar de la Main Round porque íbamos a disfrutar por primera vez en la historia, y no sabemos si la única, de algo que solo hemos visto por televisión. A nadie del club se le pasaba por la cabeza poder luchar por el título y encima en Palma. Si tenemos un sueño y queremos escribir un libro no nos va a salir también. Ahora mismo tenemos tanto trabajo encima que ni nos planteamos poder ganarla... aunque levantar la Champions en Palma sería un sueño.

—¿Qué supone para el club y para la Isla ser anfitriones de la Final Four de la Champions?
—Para nosotros como club es una experiencia única que nos está sirviendo para aprender y para crecer. No somos conscientes de lo que vamos a vivir. Necesitamos que la afición dé un golpe de autoridad porque este título lo tenemos que ganar entre todos. No tenemos presión porque es muy difícil ganar la Champions. Vamos a competir contra equipos que han venido y te han desvalijado la plantilla sin dar ni las gracias. Con cinco veces más de presupuesto como el Benfica o el Sporting de Lisboa... Pero vamos a jugar para ganar. Es una oportunidad única en la vida y tenemos que aprovecharla. Ojalá siempre sigamos soñando.

—Se puede dar la circunstancia que el primer título en la historia del Palma sea el más importante: la Champions League...
—Pues puede ser. El Palma tiene estas cosas. Todo el mundo hace esta broma, pero es que este club es capaz de tener veinte oportunidad de lograr algún éxito nacional y ganar la Champions, que es el trofeo más difícil de todos. Sería surrealista. Pero este club es capaz de lo mejor y lo peor. Nos reconstruimos año tras año y a veces es importante pararse y valorar realmente lo que estamos haciendo.

—¿Se imagina cómo estaría Miquel Jaume en estos momentos?
—Cada día hago mi reflexión con Jimmy y muchas veces sigo pidiéndole ayuda porque sé cómo actuaba él. Sin elegirlo, hace dos años tuve que asumir la responsabilidad. Tenía la obligación moral de continuar con su legado. Miquel se marchó pero sigue en este club como si estuviera cada día.

—Un sueño
—No tengo tiempo para imaginarme, pero no puedo soñar con otra cosa que no sea poder levantar la Champions en Palma en un Velòdrom repleto de mallorquines eufóricos.