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El equipo de administradores que tutela el consurso de acreedores instado en su día por el Real Mallorca SAD no da crédito. La situación de crisis continua en la que anda sumida la entidad mantiene descolocados a los gestores, que no alcanzan a sofocar la gran cantidad de incendios que se declaran casi a diario entre las oficinas de Son Moix. Una nueva muestra de ello es la suspensión de la reunión del consejo de administración prevista para ayer y en la que debían de abordarse una serie de aspectos económicos que no tuvieron cabida durante el último e interminable cónclave de la semana pasada. Los motivos de la cancelación no han trascendido, aunque el ruido de sables que se percibía de nuevo junto al Camí dels Reis tampoco invitaba precisamente al optimismo.
Los administradores alucinan con la cantidad de enfrentamientos internos que emergen sin freno entre el órgano de gobierno mallorquinista, sobre todo en las últimas semanas. Al margen de los problemas habituales del club y de su delicada situación económica, que requiere una atención especial, José Miguel Cregenzán, Sebastià Frau y Pedro Mir deben tratar mediar en otra serie de cinflictos que han convertido la actualidad en un extenso campo de batalla. Hace algo más de dos semanas, las explosivas declaraciones de Erik Larsen, su posterior cese y la marcha de Michael Laudrup ampliaron aún más la caja de los truenos, que acabó mostrando el rostro más siniestro de algunos consejeros. Miquel Coca y Biel Cerdà arremetieron públicamente contra el director general, Pedro Terrasa, y los niveles de toxicidad alcanzaron minutos después su punto máximo. Dos días más tarde, el consejo se reunía de manera extraordinaria y tras casi siete horas de reunión Jaume Cladera, Llorenç Serra Ferrer y Utz Claassen escenificaban una paz artificial ante las cámaras. Luego, la llegada de Caparrós rebajó la temperatura, pero el ambiente en el Iberostar sigue siendo más pesado de lo necesario. Además, la Federació de Penyes Mallorquinistes se mantiene firmes en su deseo de que Biel Cerdà dimita y el asunto del Lluís Sitjar continúa acaparando el telón de fondo.