Marvin Ogunjimi, en uno de los pocos partidos que ha jugado con el Mallorca. El futbolista ahora afronta su tercera cesión siendo propiedad del equipo balear.

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Todos tenemos fantasmas que nos persiguen a lo largo de la vida. El de Serra Ferrer es Marvin Ogunjimi. Hay otros que andan tras su sombra, pero el delantero belga es como el espectro de las ‘navidades pasadas’, que te lo encuentras en el momento menos pensado y en el lugar más impredecible. Crees que se ha olvidado de ti, pero aparece una y otra vez para recordarte tus pecados. No hay manera de quitárselo de encima. Ni pagando.

Ayer el club balear confirmó la cesión del futbolista al modesto equipo de la Primera División de Bélgica, el OHL Leuven. Y es que este chico es una ruina, sobre todo para el Mallorca que es finalmente quien le paga. Desembolsó en su día 2,7 millones al Genk para hacerse con sus servicios. Luego resultó que el club, al apurar tanto en su contratación la hizo fuera de plazo y el jugador no pudo ser utilizado hasta la segunda vuelta de la temporada 2011/2012. A todo esto su ficha ronda el millón de euros y tras verle en los entrenamientos y en los partidos, siempre aparece la misma pregunta. ¿Qué vio Serra Ferrer en Marvin para pagar la millonada que pagó?

No deben ir tan desencaminados los entrenadores que tiene a sus órdenes cuando ninguno confía en él. No lo hizo Caparrós, ni el resto de técnicos que le han tenido bajo sus órdenes en los diferentes equipos que ha sido cedido. En el Standard apenas jugó cinco partidos y en el Beerrschot participó en 7. El chico vale su peso en oro porque cada minuto que juega resulta carísimo para el club balear. Cada verano ocurre más o menos lo mismo, es decir, amenaza con volver y entonces en el Mallorca tiemblan. Serra empieza a ver en él a ese fantasma de las navidades pasadas que le recuerda una y otra vez los errores pretéritos y para evitar reencontrase de nuevo con él le busca equipos cada vez más modestos, con menor entidad, desconocidos para intentar acomodarle un par de meses... hasta que se acaben las cesiones. Ahora Marvin jugará en un estadio de apenas nueve mil espectadores y en un club de una categoría ínfima. Un equipo de Segunda cede a uno de sus jugadores a un equipo de Primera División de Bélgica.

No debería tenerlo muy difícil Ogunjimi para supera sus propios números. Entre Mallorca, Standard y Beerschot ha anotado un gol y por poco bien que le vaya en este nuevo préstamo seguramente podrá aumentar su cuenta particular. Mientras tanto, desde Mallorca se sigue pagando la ficha al futbolista y el jugador, mientras continúe cobrando religiosamente su elevada nómina no va a quejarse en absoluto. Se ha hecho millonario a costa del club balear y así van pasando los meses y los años y Marvin, como los fantasmas que atenazaban a Ebenezer Scrooge en ‘Cuento de Navidad’, se aparece de vez en cuando en las pesadillas de Serra Ferrer.