El presidente del Real Mallorca, Gabriel Cerdà, ayer, en el ascensor que da acceso a las oficinas del estadio.

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La vida sigue igual en el Real Mallorca. Gabriel Cerdà continúa de presidente -sin visa, coche oficial y teléfono-, pero se mantiene en la silla; Serra Ferrer vota al son que le marca el consejero de Pollença y Utz Claassen no cede en su empeño de ir repartiendo demandas y esperando que el consejo un día de estos se democratice y deje de ser un régimen similar al de «Corea del Norte», según el propio consejero alemán. Así es un día en la oficina. Ayer un poco más movido por eso de que se solapó el consejo que debía votar la destitución de Cerdà y la Junta General de Accionistas.


VOTACIÓN CLAVE

El máximo accionista continúa sin poder votar en libertad

Serra Ferrer acudió por la mañana a Son Moix consciente de que volvería ser humillado por el que ahora es su peor enemigo, Gabriel Cerdà. Esposado a un pacto de sindicación leonino y que ayer publicaba en exclusiva Ultima Hora, el director deportivo se arriesga a demandas millonarias en cada ocasión que su voto sea contrario al 'pollencí'. Exclavizado a un contrato que ayer causó un enorme impacto en la sociedad balear y que destapaba la auténtica realidad del problema, Serra se vio obligado a votar en contra de la destitución del todavía presidente. El de sa Pobla quiso destacar en el acta del consejo que su voto no era en consonancia con lo que le dictaba su consciencia.


SATISFACCIÓN

Biel Cerdà, feliz, motivado y dispuesto a volver al palco

La batalla que perdió Serra la ganó Cerdà, que minutos después de las 14:30 horas apareció ante los periodistas para recordar que no fue destituido y exhibiendo su intención de seguir en el club más o menos como lo ha hecho hasta ahora. «No me han quitado el poder, sino todo lo contrario. Sigo como presidente y puedo aportar muchas cosas al Mallorca. Puedo decidir lo que puedo decidir y representar al club en algunas relaciones, como con la Federación, y en otra serie de cosas. Soy presidente, independientemente de que pueda haber un pacto de sindicación, en el cual yo debería tener o no, más atribuciones ejecutivas», manifestó Cerdà.


CONTRAATAQUE
Claassen no se rinde y abre un nuevo proceso judicial

Mientras que la relación entre Serra y Cerdà se sostiene gracias a un pacto de sindicación prohitivo, Utz Claassen pide libertad de voto, entiende que Serra Ferrer no es libre para poder alzar la mano en conciencia y que la sindicación que une al de sa Pobla y al 'pollencí' es un aunto que en estos momentos perjudica a los intereses del Mallorca en beneficio solo de un contrato personal.

Paralelamente a todo ello, el consejero germano pidió a los accionisats que se votara la solicitud de interponer una demanda de acción social de responsabilidad contra Jaume Cladera, Serra Ferrer y Biel Cerdà. La votación no salió adelante y será ahora el propio consejero el que promoverá este proceso judicial.


EL FUTURO

Antes no había acuerdo Serra-Cerdà y ahora no está roto

El hecho de que Claassen haya decidido proceder a abrir un nuevo proceso judicial contra Serra Ferrer se debe principalmente

a que no puede hacer divisiones a la hora de valorar una gestión desde el punto de vista deportivo y económico muy perjudicial para el club y que coincide con la etapa en que primero Jaume Cladera y Serra Ferrer fueron consejeros mancomunados y posteriormente el máximo accionista ocupó el cargo de apoderado también mancomunado con Gabriel Cerdà.
Si anteriormente a tomar esta decisión, el consejero alemán negaba que existiera un acuerdo con Serra —el pacto de sindicación prohíbe que se alcance dicho pacto con un tercero—, ahora tampoco hay nada roto y el germano entiende este paso como uno más en su cruzada por intentar que el club reingrese cantidades que de forma tan alegre se gastaron en regimenes anteriores.

POSICIONAMIENTO
Cerdà no dimite y los apoderados continúan en sus cargos

El consejo y la posterior Junta de Accionistas consolidó las posiciones de todas las piezas del tablero. Cerdà sigue de presidente; Serra Ferrer continúa bajo el yugo del ‘pollencí’ y a nivel de gestión Tòfol Martorell y Michael Blum mantienen sus cargos de apoderados y este último además es director general. Esta organizarción permitió, por ejemplo, desposeer a Cerdà de los privilegios que tenía hasta hace unos días y que se reducían a disponer de un coche oficial del club, la tarjeta visa del Mallorca y teléfono con cargo también a la institución. Ahora todo gasto deberá justificarlo, pero se acabó la barra libre.

SINDICACIÓN
El pacto firmado por Serra mantiene en jaque al club

Al final todo se reduce a la sindicación entre Serra y Cerdà, un documento que ayer publicaba este periódico y que ofrece una visión clara de la realidad. El actual vicepresidente ha hipotecado el presente y el futuro del Mallorca y lo ha dejado en manos de Gabriel Cerdà, cuya permanencia en la presidencia hoy por hoy es un asunto que afecta a la representatividad del club, pero no a la gestión. Sin embargo, Serra Ferrer no tiene libertad de movimientos y cada incumplimiento de pacto supone el riesgo de tener que afrontar demandas millonarias.
Por ese motivo votó en contra de la destitución del ‘pollencí’ y de esta forma ha perdido libertad para poder decidir. En este escenario el club se mantiene en una posición de incertidumbre absoluta.