Ariel Ibagaza se abraza con Alvaro Novo para festejar la permanencia en Primera División, tras ganar 2-1 al Valladolid en el estadio de Son Moix, el 11 de mayo de 2002. | T.M.

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El Real Valladolid vuelve a cruzarse en el destino del Real Mallorca. En menos de tres lustros, el equipo balear se ha jugado en dos ocasiones su futuro con los pucelanos como testigos. Y el resultado fue dispar. La moneda cayó cara en la temporada 2001-02 cuando amarró la salvación gracias a su triunfo (2-1) y cruz en la campaña 2012-13.

Precisamente este miércoles hace tres años, el 1 de junio de 2013, el grupo isleño consiguió una victoria estéril (4-2) ante los vallisoletanos que no sirvió para evitar el descenso a Segunda División después de dieciséis campañas consecutivas paseando por la nobleza del fútbol español. El próximo sábado, en el Nuevo José Zorrilla, el Mallorca volverá a exponer su futuro delante del equipo blanquivioleta. En esta ocasión, como sucediera hace tres años, afrontará la última batalla con su destino en otras manos. Porque el grupo bermellón no depende de sí mismo para mantener la categoría. Deberá ganar y que Almería (juega en Córdoba) o Ponferradina (recibe al Girona) no lo hagan. O empatar y que uno de sus dos rivales directos pierdan. En caso de doblar la rodilla en Valladolid, la tramitación para militar en Segunda B el próximo curso será una realidad.

Mirando por el retrovisor de la historia, será la sexta ocasión en el presente siglo XXI que el Mallorca se juegue su futuro en el último capítulo del torneo. Y la séptima si sumamos el descenso vivido a comienzos de la década de los 90, en concreto en la temporada 1991-92, cuando perdió la categoría en La Romareda.

Aglutinando los datos, la conclusión es que el Mallorca se salvó cuando dependía de sí mismo y descendió cuando su destino qudó en merced de sus enemigos. De hecho, el equipo isleño ha ganado sus partidos en sus dos últimos descensos (1992 y 2013), pero sus rivales también cumplieron y esos triunfos resultaron inútiles.
Aquella tarde de 1992, el conjunto balear acudía a Zaragoza sin depender de sí mismo, como colista a dos puntos de la salvación. Ganó al Zaragoza, que peleaba por la Copa de la UEFA, pero el empate del Cádiz en El Molinón le empuja a la categoría de plata.

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Después de un lustro en Segunda División y la época dorada con Héctor Cúper en el banquillo, llegó el primer match-ball de este siglo. Una temporada histórica con el estreno en la Champions League acabó de la forma más agónica posible y con el Valladolid como testigo. Fue el 11 de mayo de 2002 y la tarde no puede empezar peor. El equipo isleño, dirigido por Tomeu Llompart -desfilaron Krauss y Kresic por el banquillo- llegaba a ese epílogo del curso con un punto por encima del descenso. Pero la tarde se torció a los 36 minutos con el gol de Fernando. En el descanso estaba en Segunda. Entonces llegó la reacción con los goles de Ibagaza y Etoo que provocaron el júbilo en Son Moix.

Apenas tres años más tarde, de nuevo la zozobra final. El 29 de mayo de 2005, el Mallorca de Cúper se juega su destino ante el Betis de Serra Ferrer. Assunçao adelanta a los béticos y el Guille Pereyra, en el minuto 88, firma un empate que les permite a ambos cumplir con sus objetivos.

En la temporada 2010-11, la primera de la era Serra, el Mallorca se complica la vida al celebrar la permanencia antes de tiempo y dejarse llevar en las últimas jornadas. Ni siquiera es capaz de cumplir con el trámite de sumar en la última jornada (cae 3-4 ante el Atlético) y se salva gracias a la victoria del Valencia de Aduriz en Riazor.

En la campaña 2012-13, de nuevo ante el Valladolid como testigo, no puede evitar la debacle. Gana a su rival, pero se despeña por el barranco después de vivir su época más dorada.

El último precedente es reciente. Hace apenas dos años. Fue en Córdoba y el empate sirve para que los isleños eviten el descenso y los andaluces disputen el playoff, que a la postre desemboca en el ascenso. El sábado, en Valladolid, llega otra bola de partido...