Los jugadores del Mallorca celebran el gol conseguido el pasado domingo ante el Girona. | M.A.Borrás

TW
6

Con los mismos rompecabezas a cuestas pero mucho menos plomo en los bolsillos, trata de localizar el Mallorca la senda hacia el equilibrio. En su última aparición pública descorchó el primer tramo de alta montaña avituallándose en la primera estación con una victoria tonificante, rebajando la ansiedad que le inmovilizaba. Pero hora, sin tiempo para hacer la digestión, la maquinaria de la liga le devuelve a la arena y le obliga a seguir tirando del hilo en Tenerife.

Contra el conjunto canario, uno de los más engrasados de la competición, deberían seguir llenando el cofre para no estropear su credibilidad ni volver a tirar por la borda todo lo recogido frente al Girona. Y, sobre todo, porque con otro triunfo podría coger carrerilla para salir del lodo y remontar varias posiciones en una clasificación que comienza a estirarse (Heliodoro Rodríguez López, LaLiga 123 y GOL, este jueves a las 22.00 horas).

En principio, parece que Vázquez ha encontrado el molde. A falta de puntos y goles, el gallego ha conseguido que el Mallorca tenga ya unas facciones muy marcadas y unos roles muy bien definidos que conservará tras la mano de pintura en la que derivó la última jornada. Precisó de ayuda externa para abrir el candado de la portería contraria y seguramente no estuvo a la altura de otros partidos, pero se llevó un valioso triunfo a la boca y se sacó varios kilos de presión de encima.