Abdón Prats, delantero del Mallorca, corre junto a un futbolista del Ontinyent durante uno de los últimos partidos que ha disputado en Son Moix el conjunto rojinegro. | Miguel Ángel Borrás

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Metido de lleno en el último tercio de la temporada y con tres partidos de margen sobre su enemigo más próximo, el Mallorca regresa este fin de semana a su estadio para restaurar la carrocería tras el accidente sufrido en Cornellà y blindar una primera plaza que dejaría prácticamente a cubierto si resuelve con éxito los cinco encuentros que le faltan por disputar en Palma para completar la agenda.

En principio, entre las paredes de su domicilio el Mallorca lo tiene todo para reforzar los anclajes del liderato y hacer de él su habitáculo definitivo hasta que se apaguen las luces del primer ciclo de la competición, cuyas cortinas se correrán el próximo 13 de mayo. Dispone, incluso, de un cuadro de emparejamientos que sobre el papel parece mucho más suave del que le aguarda como visitante y que por lo tanto podría servirle de escapatoria frente a deslices similares a los del pasado domingo. Porque si bien como forastero le esperan curvas pronunciadas, de los cinco partidos que le quedan por tachar en Palma cuatro le cruzarán con equipos instalados en la segunda mitad de la clasificación.

Pasos
La primera parada medirá al conjunto de Vicente Moreno con un Ebro situado más cerca del pozo que de la zona templada y después, a mediados de mes, pasará por la caja del Camí dels Reis un Formentera que lucha por su reconstrucción. En abril desfilarán por la capital balear un Lleida que se niega a bajar los brazos en la carrera por el playoff y un Olot que últimamente ha renovado su crédito en la batalla por sobrevivir.

Cerrará la temporada regular en terreno isleño el Badalona, que aspira a llegar al epílogo sin preocupaciones y con todos los deberes hechos. Sobre el papel, un recorrido sin demasiado desnivel aunque también es cierto que el Mallorca ha padecido ciertos problemas en casa ante equipos instalados en el sótano, como el Peralada o el Deportivo Aragón. Sin embargo, los rojillos confían en ponerle el cerrojo a la primera plaza y sellar las compuertas de su hogar, uno de los tres únicos de toda la Segunda B que aún no han sido profanados. El del Barakaldo y el del Sporting B, ambos en el grupo II, solo los otros dos.

Tendencia
La buena tendencia del Mallorca en casa es el mejor aval del equipo en esa dirección. La semana pasada se cumplió un año de la última derrota sufrida en Son Moix por el conjunto bermellón, que desde entonces siempre le ha sacado algún rendimiento a sus duelos como anfitrión. Le goleó el Tenerife de Pep Lluís Martí el 25 de febrero de 2017 y a partir de ahí acumula 22 partidos de liga sin irse al suelo. Ocho siendo aún equipo de Segunda y los últimos catorce en Segunda B. Una dinámica a la que podría sumarse incluso otro encuentro de Copa del Rey en la que el Mallorca mantuvo el tipo hasta la tanda de penaltis.

De las once jornadas que le restan al campeonato, que suponen una subasta de 33 puntos, el Mallorca se jugará 15 en casa que si son recogidos en su totalidad le darían al equipo de Vicente Moreno más de medio título y una plaza para la fase de ascenso en su versión más directa y reducida. El cerrojo para proteger el primer puesto está en casa.