Sergi Darder besa el brazalete de capitán para celebrar el gol que le daba la victoria al Espanyol en su último partido contra el Elche. | @RCDEspanyol

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La próxima gran amenaza a la que se enfrenta el Real Mallorca habla en su propio idioma. El RCD Espanyol, que este sábado (14.00 horas) le abrirá las puertas de su estadio al equipo balear con la necesidad de asear los números que maneja en casa, baila desde hace tiempo al compás que le marca un futbolista nacido en el Llevant la isla. Es Sergi Darder Moll (Artà, 1993), el capitán, el alma y el corazón del conjunto perico. El centrocampista, a los 29 años, disfruta en plena madurez de los mejores momentos de su carrera. El faro del centro del campo y una válvula de escape en ataque. Tras algo más de media liga se ha desmarcado como el tercer máximo goleador del equipo blanquiazul —solo superado por Joselu y Braithwaite— y con los cuatro tantos que acumula ha igualado ya la mejor marca de su tarjeta en Primera División. Un registro que fijó con el Málaga en 2015, que repitió en Cornellà en 2019 y que seguramente quedará desactualizado con el paso de las jornadas.

El Mago de Artà va a recibir al equipo de su tierra totalmente desatado. El pasado domingo, en el Martínez Valero de Elche, el Espanyol era incapaz de pasar del empate cuando el partido agonizaba y apareció él para cambiarlo todo con un latigazo. Un derechazo desde la frontera del área que perforaba la escuadra derecha de Edgar Badia y permitía a su equipo sumar una victoria que le mantiene en la superficie, unos peldaños por encima de la línea del descenso. El tanto del mallorquín, que en lo que va de curso también le ha marcado al Valencia, al Atlético de Madrid y a la Real Sociedad, era la confirmación del darderismo. Un chute de energía para los espanyolistas después de tres jornadas seguidas sin ganar. Una inyección de confianza. Un pequeño salto en la clasificación que rebaja, justo a tiempo, la temperatura del entorno.

Para Darder, el del sábado no será un partido del montón. Nunca ha jugado en el Mallorca y difícilmente se enfrentará a su paisano Abdón Prats, que apenas cuenta para Aguirre y ha sido relegado a un papel como figurante en la mayoría de jornadas. Pero al 10 blanquiazul no le faltarán estímulos. Será la octava ocasión que se enfrente a los bermellones —entre Primera, Segunda y Copa del Rey y siempre como perico— y hasta el momento el balance le favorece: tres triunfos, dos empates y dos derrotas. Pero por encima de intereses personales, el de Artà quiere seguir tirando del carro espanyolista, que se mueve mucha a menos velocidad de lo que se esperaba cuando empezó a circular en verano. Al contrario de lo que le ocurre al Mallorca, el Espanyol tiende enredarse en el salón de su casa. Es el segundo peor equipo de la Liga en su estadio y solo ha obsequiado a su público con dos victorias. Una ante el Valladolid a mediados de octubre (1-0) y otra contra el Betis hace un mes (1-0).