Un grupo de técnicos del club durante una de las reuniones de trabajo que se celebran en las entrañas de la ciudad deportiva Antonio Asensio.

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Los dos equipos juveniles entre los cinco primeros en División de Honor. Jugadores como Pau Mascaró, Erik Quevedo, Víctor Lázaro, Daniel García, Marcos Plomer, Axel Bejarano, Santi Aragón, el meta Joan Pol... Los técnicos Carlos Muñoz (Mallorca) y el menorquín Llorenç Enrich (San Francisco) y una docena de profesionales que trabajan a tiempo completo para moldear a las futuras estrellas. A la base del Mallorca del futuro. A nivel generacional, los expertos coinciden en afirmar que la actual hornada es una de las que pueden generar más dividendos a largo plazo. Y en el club balear están convencidos de ello.

La profesionalización del fútbol base es uno de los principales objetivos que se planteó la propiedad norteamericana cuando desembarcó en el Real Mallorca. El club ha ido progresando y desde esta temporada todo el personal desde juveniles para arriba, un total de doce empleados, se dedican a tiempo completo a modelar a unos futbolistas escogidos por su talento y que sueñan con vestir la camiseta del primer equipo.

Con el filial anclado en el pozo de la Segunda RFEF, el Mallorca presume de contar con dos equipos juveniles entre los cinco primeros en la máxima categoría sub-19. Comandado por Carlos Muñoz, ocupa la cuarta plaza a un punto del tercero (Damm) y se encuentra en un gran momento después de un inicio demoledor con dos derrotas consecutivas. En el presente año solo ha sufrido una derrota, precisamente ante el San Francisco, con seis victorias y un empate en esos ocho últimos encuentros. Muñoz militó como jugador en el Atlético Baleares, Collerense, Real Mallorca y Playas de Calvià antes de colgar las botas en el Arenal y coger las riendas del primer equipo cuando contaba con apenas 28 años. Situó líder al equipo por primera vez en su historia y firmó su mejor clasificación en Tercera. En 2010 firmó por el Mallorca, donde coleccionó títulos a nivel cadete u juvenil, para pasar posteriormente al San Francisco y al División de Honor tras el ascenso de Julián Robles al Mallorca B.

Formación del Mallorca División de Honor Juvenil. Arriba, de izquierda a derecha, Pau Mascaró, Martí Payeras, Pablo Moya, Erik Quevedo, Jan Salas y Álex Quevedo. Abajo, en el mismo orden, Santi Ávila, Woiski, Diego López, Adri Gómez y Dani García.

A sus 41 años, el fútbol de esta categoría no tiene secretos para él y está moldeando a futbolistas que ya han desfilado por el equipo nodriza y que llaman a la puerta de la primera plantilla en un futuro no muy lejano. Xavi Francisco y Andreu Oliver son su segundo y el preparador físico, respectivamente.

A sus órdenes cuenta con futbolistas que vislumbran un horizonte cargado de optimismo. El lateral derecho Dani García, que es el capitán, regresa tras una grave lesión que le mantuvo un tiempo alejado de los terrenos de juego. Compite en esa demarcación con Carles Sogorb, que tiene un año menos (17) y que el curso pasado ya fue citado por Julen Guerrero para la selección española sub-17.

El portero menorquín Álex Quevedo, que también ha desfilado ya por la selección nacional juvenil, está alternando sus presencias con el División de Honor y el filial. Es otro de los jugadores señalados para brillar en el futuro.

Hay futbolistas que, por el efecto rueda que se produce cuando Julián Robles recurre al División de Honor, dan el salto del juvenil B (que son de 2006) a las órdenes de Carlos Muñoz. Es el caso del defensa Miguel Calatayud, Nico Baratucci o Alexander Woiski, que está gozando de oportunidades por el salto de Pau Mascaró (7 goles en este curso) al filial.

Víctor Lázaro, un extremo de perfil diestro que puede jugar por ambas bandas, rápido, muy vertical y con un buen uno contra uno, es uno de los integrantes de esta Quinta de 2004 que en su día lideraban Luka Romero, ahora en la Lazio, y Rafel Obrador, que se sale en el filial del Real Madrid. Nacido en enero de 2004, es un habitual en el filial y tiene un enorme futuro por delante. Marcos Plomer, que acumula 5 goles, y Pablo Moya, que desde cadete juega en División de Honor y hermano de Toni Moya del Alavés, son otras perlas a seguir. El portero Iker Radó, Jan Salas y Bruno Calcagno también tienen protagonismo. Y en el Juvenil B también aparece en la carpeta de jóvenes promesas el delantero Marcos Segorbe, pichichi en el cadete la pasada campaña y que ya ha firmado su primer contrato profesional.

El delantero Víctor Lázaro, durante un partido.

Si el Mallorca está cumpliendo con las expectativas, el San Francisco merece un capítulo aparte. Habituado a pelear por lograr una salvación sin agobios, el equipo dirigido por el menorquín Llorenç Enrich está viviendo uno de los mejores momentos de su historia reciente. El preparador de Ferreries, que pasó por el Santa Catalina y el Constància juvenil antes de proclamarse campeón con el Mallorca B en la Liga Nacional (99 puntos y una sola derrota), asumió el reto de dirigir al San Francisco y los números le están dando la razón.

Después de pasar por un bache coincidiendo con el cambio de año (un punto sobre 12 posibles), ha vuelto a recuperar el rumbo. Una victoria fratricida ante el Mallorca supuso la reacción y actualmente suma tres triunfos y dos empates en las cinco últimas jornadas.

En el Sanfran de Enrich, que cuenta con Álex García y Sebastià Comas como principales ayudantes, destacan el guardameta Joan Pol, el goleador Axel Bejarano, Santiago Aragón, el capitán Alejandro Expósito, un buen pivote, y el habilidoso Adrián Picazo.