El entrenador del Mallorca, el mexicano Javier Aguirre, durante el partido de LaLiga entre el Mallorca y el Celta de este sábado en el estadio de Son Moix. | CATI CLADERA

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Javier Aguirre, como el resto de Son Moix, se largaba del campo sin saber muy bien del todo cómo valorar el punto que acababa de conseguir el Mallorca contra el Celta. «Nos vamos con un sabor agridulce. Pudimos meter algún gol más porque oportunidades tuvimos. Ellos en la primera la mandaron a guardar. Lo mejor es que tuvimos equilibrio emocional para conseguir el empate y en la segunda parte, más tiempo la pelota y las ocasiones más claras. Merecimos ganar pero no lo hicimos», reflexionaba.

El entrenador mexicano calificaba con una nota alta la actitud de sus jugadores. «Hay partidos en los que te vas con un sabor así», explicaba. «Lo que más me duele es por la gente. Intentamos ganar pero no fue posible, aunque estoy tranquilo con el rendimiento del equipo. Seguimos en una línea ascendente y el equipo no se descompone, pero las áreas no están condenando. Habrá que seguir».

Aguirre también valoraba el apoyo del público, que desde primera hora acudía a Son Moix para participar activamente en un día muy especial para el club. «Tengo que agradecer a la gente que ha estado desde la mañana en el estadio y lamento no haberles podido dar la satisfacción del triunfo, a pesar de las ocasiones que tuvimos. El fallo humano es un ingrediente más y por eso el fútbol es tan bonito».

Aguirre, que le restaba importancia a las molestias con las que salía del terreno de juego Toni Lato, dejaba en manos de los doctores del club el paso por el quirófano de Pablo Maffeo. A su vez, confirmaba que espera ahora que la Copa del Rey suponga otro carril de aceleración para el Mallorca. «Tenemos que ir creciendo poco a poco y Tenerife no es una plaza fácil».