Tommy M. Jaume frente a la entrada del desaparecido Lluís Sitjar. | J. FERNANDEZ

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Tommy M. Jaume es periodista y mallorquinista hasta la médula. Le viene de familia. Su abuelo fue el inolvidable Tomàs Jaume, que lo fue todo en el Real Mallorca y su pasión por los colores bermellones pasó a su madre, Marilén y el pequeño Tommy no tuvo elección. Se le metió el Mallorca en la sangre y ahí sigue, sufriendo, sonriendo y contando su historia. Autor del libro Historias del Sitjar, vivirá en Sevilla su cuarta final de Copa. Estuvo en las anteriores. Madrid (1991), Valencia (1998) y Elche (2003). La de La Cartuja será la primera en la que deberá tener la cabeza fría porque acudirá como profesional de MallorcaDiario. «Estoy muy emocionado, será mi cuarta final, aunque en este caso la viviré como periodista. Estoy seguro que mi abuelo estaría orgulloso», resaltaba Tommy.

De la final ante el Bernabéu, el periodista recuerda esa final ante el Atlético. «En apenas una semana se preparó el partido. Recuerdo que cuando eliminamos al Sporting, mi abuelo me metió en la antesala de los vestuarios y allí, siendo yo pequeño, vi a Miquel Contestí gritar que no jugaríamos la final en Madrid, se lo he recordado muchas veces a él y reconoció que no quedó mas remedio que ir con un pie detrás de otro», relata Tommy.

«Contestí –prosigue– es de la opinión que si esa final la jugamos en otra ciudad la hubiéramos ganado. En Madrid éramos unos 3.000 mallorquinistas, unos 50 llegaron desde Marruecos para ver a Zaki y el ambiente era totalmente en contra. Fue el prime título de la era Gil y el rival tenían una cuenta pendiente con un título», reflexionaba Tommy.

Él, junto a su madre y a su abuelo, comieron en el mismo hotel de los jugadores el día de la final. Algo impensable en estos tiempos que corren. «Esto me impactó porque yo tenía once años. Eran otros tiempos. Ahora con 44, todo ha cambiado. «Había estado ya en el Bernabéu el día del ascenso ante el Castilla, aunque no tengo recuerdos porque tenía tres años y también en otros encuentros de Liga. El de la final fue el partido más especial».

¿Y de Mestalla, qué recuerda? «Perdimos de forma muy cruel, pero siempre digo lo mismo, en Mestalla perdimos una Copa pero ganamos a miles de mallorquinistas. Recuerdo el emotivo momento de la salida del estadio y cómo la gente en los balcones no aplaudía. Estuve con mi madre y mi abuelo cerca del palco y casi durante todo el partido nos grabaron sin darnos cuenta con las cámaras de Antena 3, ‘Tiempo de ocio’ y captaron nuestra desesperación y tristeza final. Para mí sorpresa aparecimos en ese programa hundidos al final del partido. No pensaba que tuviéramos otra oportunidad en Elche», recordaba Tommy.

Tommy Jaume junto a su abuelo, Tomàs Jaume, tras el triunfo en Elche.

En Elche 2003 todo fue diferente. «Ahí yo creo que nos sentíamos favoritos. Cuando Etoo salía del autobús enseñando el puño creo que sabíamos que ganaríamos. Samuel ha sido el mejor jugador del Mallorca y es de justicia poética que él aportara tanto para ganar esa final. Y eso que el partido se podría haber complicado con el gol anulado, pero el Mallorca era muy superior y posiblemente ese once fue uno de los mejores que tuvimos en la historia», afirmaba.

«De ese día me acuerdo especialmente del rostro de felicidad de mi abuelo, que por fin veía la recompensa a todas las décadas de sufrimiento en el Mallorca. Él estaba orgulloso de la afición del Mallorca y en ese momento se sentía muy feliz de ser quince mil en las gradas. Él vivió el Mallorca con cien personas en las gradas y llegara ese punto le emocionó mucho. Eso jamás podré olvidarlo», manifestaba Tommy Jaume.