Los jugadores del Mallorca celebran el primer gol conseguido en el partido del pasado domingo contra el Almería en el estadio de Son Moix. | CATI CLADERA

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Al filo del barranco y con más sufrimiento del esperado, el Real Mallorca ha vuelto a cruzar una barrera histórica. La sufrida permanencia, sellada en la penúltima jornada con la colaboración del Cádiz, permitirá al club balear disputar su temporada número 32 en Primera División y, por segunda vez en su vida, disfrutar de un ciclo de más de tres campañas seguidas en la máxima categoría del fútbol español.

Hasta ahora, el Mallorca solo había encadenado más de tres temporadas consecutivas en Primera durante la época más brillante de su historia, que empezó con el ascenso de 1997 en Vallecas y acabó con el descenso de 2013. En total, 16 ejercicios seguidos en la azotea en los que la entidad concentró sus mejores clasificaciones, además de brillar en torneos paralelos como la Copa del Rey, la Supercopa y todas las competiciones europeas.

Fuera de ese ciclo, el Mallorca había sido siempre un equipo ascensor y sus estancias más prolongadas entre los grandes se limitaban a tres temporadas. La primera de esas cadenas la fabricó justo después de estrenarse en Primera (1960-63) y la segunda hace algo más de tres décadas (1989-1992).

El arquitecto de esta nueva fase es Javier Aguirre. El entrenador mexicano, que dejará el club el próximo 30 de junio, le ha puesto su firma a las tres últimas salvaciones, cada una a su manera. Con un estilo muy marcado y en ocasiones discutido, el Vasco ha replicado algo que solo había hecho Gregorio Manzano y ha logrado para el club esa estabilidad que venía reclamando desde su llegada para que la entidad se expandiera. Sin embargo, y a falta de confirmación oficial, él no podrá disfrutar de ese crecimiento.

El Mallorca ha conseguido salvarse a falta de una jornada y después de mucho sufrimiento. Y lo va a hacer con una de las puntuaciones más bajas desde que las victorias valen tres puntos. A la espera del resultado que arroje el último partido, el que jugará el domingo en el Coliseum contra el Getafe, reúne 37 puntos. Dos menos de los que le llevaron a salvarse en 2022, después de que el mexicano se hubiera puesto al volante en las últimas semanas del campeonato, o de los que contaba en la temporada 2004-05, la de la milagrosa remontada a costa del Levante.

La jornada final, ya sin presión y sin cosas demasiado relevantes encima de la mesa, servirá para maquillar las cifras de una temporada de lo más irregular y la fotografía de la clasificación definitiva. Además de engordar el botín de puntos, el Mallorca aspirar a acabar con su horrible racha de resultados fuera de Son Moix, donde acumula 15 partidos sin ganar tras protagonizar ocho derrotas y siete empates desde que ganó en Balaídos a mediados de septiembre. Una marca con la que ya ha superado la que era la peor serie de su historia hasta el momento, 14 en las temporada 1969-70.

El otro miniobjetivo de Javier Aguirre en su función de despedida será escalar algún peldaño en una tabla en la que, como máximo, podría ser decimocuarto. Los bermellones tiene justo por encima a Rayo Vallecano (38), Las Palmas (39) y Celta de Vigo (40).