El equipo italiano de Copa Davis celebra su victoria. | JON NAZCA

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Jannik Sinner selló el segundo título de la Copa Davis en la historia de Italia después de vencer con autoridad a Alex de Miñaur (6-3 y 6-0), al que tiene tomada la medida, incapaz de cuestionar la superioridad y la inercia ganadora del conjunto transalpino. No hizo falta el partido de dobles. Con dos choques individuales, Italia recuperó la hegemonía que ostentó solo en 1976, la única vez anterior que obtuvo la Ensaladera.

El pabellón Martín Carpena de Málaga coronó a Sinner que se consolidó. Fue la Davis del jugador de San Cándido, de 22 años, erigido en líder de su país y en una realidad en el circuito. El que tiró de madurez para resistir al ímpetu del número uno del mundo, Novak Djokovic, al que ha ganado dos veces en dos semanas, tres incluido el dobles. Solventado el contratiempo de semifinales, el cara a cara con Serbia, plasmó una advertida superioridad contra Australia que aspiraba a la vigésima novena corona, aunque la primera desde el 2002.

Sinner ya había dado buena cuenta de De Miñaur en cuatro ocasiones antes. Siempre le ha ganado, incluida esta temporada en Toronto. El oceánico, duodécimo del mundo, bajó los brazos tras perder el primer set, el único que ofreció cierta resistencia. Después, vía libre para el italiano que aceleró hacia el éxito final y cerró la victoria en el encuentro en una hora y veintidós minutos.

El título de la Copa Davis de Italia agranda la reputación del cuarto jugador del mundo con diez títulos más en su historial. Cuatro este año, en el Masters 1000 de Canadá, Montpellier, Viena y Pekín, y las finales que perdió en las Finales ATP la semana pasada, el Masters 1000 de Miami y Rotterdam.

El triunfo de Sinner redondeó el trabajo que encarriló en el primer individual Matteo Arnaldi que completó un laborioso trabajo ante Alexei Popyrin, al que tumbó por 7-5, 2-6 y 6-4.

Sinner lidera un equipo formado por Lorenzo Musetti, Arnaldi, Lorenzo Sonego y Simone Bolelli y que capitanea Filippo Volandri. La Copa Davis coronó a una selección plagada de talento, con una de las mejores generaciones de su historia que recupera el dominio mundial que ostentó como única vez en 1976.