El desdoblamiento de la carretera ha supuesto un gran avance en cuanto a la movilidad de los usuarios y la conectividad del territorio.

Además de hacer frente a los problemas de seguridad para los usuarios, el desdoblamiento de la carretera ha supuesto un gran avance en cuanto a la movilidad de los usuarios y la conectividad del territorio. Así, tras las obras ha habido una reducción de los tiempos de los desplazamientos, aunque el impacto tuvo repercusión también en la accesibilidad e integración de las diferentes zonas de la Isla a las que la nueva Ma-15 afectó de forma directa o indirecta.

La carretera no solo garantizó itinerarios y accesos cómodos y seguros, sino que también acabó con el relativo aislamiento en el que se veían algunos municipios que además de sufrir aquella vieja carretera, también se encontraban alejados de ella. Y es que hay que tener en cuenta que al margen de las poblaciones a las que da servicio directo a lo largo de su propio trazado (Son Ferriol; Algaida; Montuïri; Vilafranca y Manacor), las que están pasada la ciudad, (Sant Llorenç des Cardassar, Son Servera, Artà y Capdepera), y las que están próximas (Pina, Sant Joan, Porreres o Petra) también han visto mejoradas sus comunicaciones y las posibilidades de llegar a sus términos.

Como potencia turística a nivel mundial, no hay que despreciar la agilidad que todo el este de Mallorca gana para llegar a su gran puerta, el aeropuerto de Son Sant Joan. Pero también resulta más fácil para gran parte de la población llegar a una infraestructura tan importante como el Hospital de Manacor o el Hospital de referencia de Son Llàtzer, que es el segundo en importancia del territorio. El acceso a la Universitat de les Illes Balears (UIB) también está ahora un poco más al alcance de los usuarios de todas esas poblaciones.
En Manacor las cuevas y la Academia Rafa Nadal son un punto de referencia que atrae a muchas visitas, ya sean estudiantes o turistas, con un calado internacional.

Siguiendo en el ámbito deportivo, los dos grandes hipódromos de la Isla, el de Palma y el de Manacor, han quedado unidos por la Ma-15, facilitando los traslados de caballos en remolques, especialmente los fines de semana, que ahora son muchos más cómodos y seguros especialmente para los animales. Pero el trazado de la carretera entre Palma y Manacor es un sistema vivo, lleno de poblaciones de mayor o menor tamaño, de empresas, comercios, restaurantes, explotaciones agrícolas, etcétera. A todo este tejido económico también ha afectado la mejora en la movilidad, que ha permitido beneficiarse en aspectos muy variados. Los desplazamientos desde Palma o Manacor hacia cualquier de los pueblos intermedios son ahora mucho más rápidos y sencillos, con lo que los habitantes de estas ciudades pueden convertirse en potenciales consumidores de unos negocios a los que hace 15 años era mucho más difícil acceder.

Hay muchos establecimientos de larga tradición entre los mallorquines, como restaurantes tan conocidos como el tradicional Cal Dimoni y el gran complejo Binicompart. Ambos en Algaida y atrayendo también a muchos turistas que visitan Mallorca. También se encuentran tiendas en las que el cliente local es el principal valedor, como la de muebles Modelmon, junto a otras de corte más turístico, aunque no menos asentadas por su imagen, como Vidrios Gordiola, un ejemplo de artesanía mallorquina exportada internacionalmente, u Orquídea, que tiene en la perla su especialidad.

Todos ellos mueven a miles de personas, especialmente en los meses de la temporada alta turística. Pero como la influencia de la carretera desdoblada va más allá de su recorrido, algunos atractivos turísticos como son las Cuevas de Artà y del Drach quedan también un poco más al alcance de sus visitantes. Hoy en día el trayecto de 52,5 kilómetros entre las ciudades de Palma y Manacor, las dos poblaciones con más habitantes de Mallorca, se completa en apenas 30 minutos. Antes del desdoblamiento, el trayecto duraba habitualmente 1 hora, aunque en situaciones de alta congestión se el tiempo se podía incrementar considerablemente.

La reducción en tiempos ha beneficiado además de la conductividad y la movilidad comercial y social, tanto de Palma y Manacor como de todos los municipios intermedios, en una mejora de la atención de las emergencias por parte de los distintos cuerpos. Bomberos, cuerpos de Policía Local, Guardia Civil o ambulancias lo tienen más fácil desde que se creó la Ma-15 para poder prestar sus servicios en la zona, con la consiguiente mejora en la atención al ciudadano. De todo esto se puede concluir que la Ma-15 se ha consagrado a lo largo de estos 15 años de historia como un elemento vertebrador y necesario no solo de la vida cotidiana de los mallorquines en sus trayectos diarios, sino también de la agenda cultural, social y gastronómica tanto de locales como de visitantes.

Pocos son los mallorquines que no han transitado alguna vez por ella, al igual que pocos son los turistas que no la han utilizado para llegar de forma cómoda y segura a uno de los muchos destinos de interés. La movilidad es un reto y lo será más aún en el futuro, con el desafío añadido de la sostenibilidad y la eficiencia y la Ma-15 supuso un paso adelante en ese camino.

«La mejora de la conectividad equilibra la situación de los pueblos del interior»

Joana Maria Seguí es catedrática de Geografia Humana.
La alcaldesa de Porreres, Xisca Mora.

Porreres es uno de los pueblos a los que afectó la renovación de la Ma-15. Aunque no está en el propio trazado de la vía, su situación, a escasos 8 kilómetros de Montuïri, lo convirtió en uno más de los lugares que se beneficiaron del cambio. Su alcaldesa, Xisca Mora, es rotunda en la opinión sobre aquellas obras: «No podemos sino valorarlo muy positivamente».

«Aquellos años fueron de una gran actividad económica para Porreres», aclara Mora. El municipio tiene una industria de canteras que exige numerosos desplazamientos de camiones de gran tonelaje, por lo que «el auge de la industria se benefició mucho de la nueva carretera» afirma. «Los transportes de material pudieron ser mucho más rápidos y seguros y la presencia de camiones dejó de ser un problema para el resto de conductores, que no tenían ya que hacer cola tras ellos o jugársela en un adelantamiento en la peligrosa vía». Otro aspecto que valora la alcaldesa de aquella transformación es el sanitario, ya que el traslado de enfermos a los centros hospitalarios de Palma o Manacor pasó a ser mucho más rápido, con todo lo que ello implica. Respecto al debate sobre el consumo de territorio, sostiene que «hay que asumir cierto coste para la creación de infraestructuras que prioricen la seguridad».

«La nueva carretera no ha llevado más visitantes ni problemas de saturación a Porreres», asegura Mora, «pero si ha tenido un beneficio directo sobre la población y las oportunidades del pueblo. Ahora ya no estamos tan desconectados del resto de Mallorca como antes. Esa mejora en la conectividad es un factor que logra equilibrar a muchos pueblos del interior de la Isla».

«El impacto de la carretera afectó a toda la Isla»

Joana Maria Seguí es catedrática de Geografia Humana.
Joana Maria Seguí es catedrática de Geografia Humana.
Joana Maria Seguí es doctora en Geografia desde el año 1987 y catedrática de Geografia Humana de la Universitat de les Illes Balears (UIB). La suya es una de las voces más rigurosas sobre la movilidad en Mallorca, especialmente desde su cargo como directora del Observatori Interdisciplinari de Mobilitat de les Illes Balears (OIMO).

Destaca en primer lugar que «el impacto del desdoblamiento de esta carretera no fue solo en su zona de influencia directa, sino que afectó en general a toda la Isla. El tráfico no se compone de zonas aisladas, es un sistema de vasos comunicantes donde todo se relaciona». Para una correcta valoración de la infraestructura hay que comenzar por definir el caso particular que es Mallorca: «Mientras que entre 2005 y 2015 la intensidad media diaria del tráfico descendió en España un 6 %, en Mallorca aumentó un 42 %». El llamativo dato pone de relieve que «la movilidad de nuestro territorio es un factor que multiplica el valor demográfico y económico».

«La alternativa a no haber realizado esta modificación no es muy clara si pensamos que la autopista de Inca, la Vía de Cintura y demás carreteras han aumentado enormemente su volumen de tráfico», asegura Seguí. «A pesar de la desaparición de muchos problemas, la Ma-15 no ha evitado otros a los que habría que poner solución, como son los accesos a Palma, que siguen siendo un cuello de botella debido al aumento constante del volumen de vehículos».

Para la experta hay que elevar la mirada y considerar la gestión de la movilidad como un problema de conjunto y sobre todo de modelo. «La pregunta que debemos hacernos ante el aumento continuo del tráfico es cual ha de ser el sistema de transporte adecuado». Este no se puede desvincular de la tipología del territorio y de la obligada sostenibilidad. Para ella la respuesta pasa por disminuir el uso del vehículo privado. «En lugares como Palma o Manacor se ha de hacer un traspaso modal, se ha de pasar del coche al tren y adoptar medidas como carriles especiales que prioricen a los vehículos con más ocupación». La meta es «reducir el número de coches en ruta. No se debe caer en el circulo vicioso del tráfico: se detecta un problema; surge una demanda de obras que lo solucionen; estas funcionan durante un tiempo, pero como la intensidad no deja de crecer, vuelven los problemas y se comienza de nuevo». Se han de garantizar por tanto carreteras seguras y cómodas, «pero no se puede aumentar constantemente su tamaño. Con nuestro territorio limitado es absurdo pensar que la solución sea construir carriles indefinidamente».

Para la catedrática se impone un cambio de hábitos, una racionalización de la forma de vida: «El tráfico se genera por necesidad de desplazarse y si esa necesidad no deja de crecer, el desdoblamiento de la carretera de Manacor no será una excepción, sino que, de no cambiar la movilidad, será algo que terminará llegando a todas las carreteras de la Isla».