El president del Consell de Mallorca mostraba este miércoles un cartel a favor de recibir refugiados del drama sirio en Mallorca. | Redacción Digital

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La Coalición MÉS tiene dos líderes que son las dos caras de la Luna. En el Govern un Biel Barceló, vicepresident turístico, que es la viva imagen de la seriedad monacal, del tecnicismo frío y sereno de estilo teutón y de no adelantar una pierna hasta que no tiene la otra firmemente asentada en el suelo. Mientras, al Consell ha llegado la alegría esporlerina de la mano de Miquel Ensenyat, que quiere poner la institución patas arriba para dejarla al servicio del pueblo, exhibiendo por todos sus poros una alegría y un salero que parecían olvidados en una Mallorca donde sus dirigentes paracen a menudo sacados de un retiro espiritual.

Ensenyat no se corta un pelo cuando hace declaraciones. La derecha ya le ha querido morder porque se le escapó «pertenecer a España es muy caro», en clara alusión al expolio fiscal. Lo cierto es que consiguió enhebrar un pacto de govern insular con notable facilidad, donde el PSIB e incluso Podemos parecen contentos y con ganas de acometer objetivos.

Pero esta alegría de Ensenyat tiene un fuerte contenido político. Está decidido a cambiar la fecha de la Diada de Mallorca. Apuesta por el 17 de enero, día de Sant Antoni. Pero se muestra compresivo con los socialistas, que la desearían el 29 de octubre, aniversario de la gran manifestación en favor del autogobierno.

El problema es que tal vez no haya dinero para hacer realidad esta legislatura a los anhelos de Ensenyat. Sin ir más lejos, miembros de su Gabinete de Comunicación le han propuesto encargar una encuesta sencilla de 300 entrevistas a una empresa demoscópica para saber cual sería la mejor fecha para la Diada, con más aceptación popular. Lo malo es que este departamento no tiene presupuesto suficiente para hacer realidad la iniciativa. Esta claro, no obstante, que hacer la encuesta es una jugada hábil: la gente conoce muchísimo más Sant Antoni que el 29 d'Octubre, anque este día tenga un gran calado político.

Ensenyat deberá mostrar grandes dotes de imaginación en los próximos cuatro años. «No debemos olvidar que intentamos avanzar con presupuestos ajustadísimos que apenas nos permiten alegrías», afirman fuentes del Consell.

De todas formas, Ensenyat está imponiendo un nuevo estilo dentro de MÉS, basado en la búsqueda de la complicidad con los electores, en la simpatía personal y en la proximidad a la gente. Si consigue que la Diada tenga una nueva fecha y que ésta tenga aceptación, habrá dado una lección de saber mover cosas a partir de un presupuesto muy ajustado. También está demostrando que le sabe dar protagonismo a la institución. Jamás se había visto tanta movida en tan poco tiempo desde los tiempos de Maria Antònia Munar, la creadora de la Diada del 12 de Setembre, ahora en entredicho porque tras dejar el Consell en 2007 hubo mucha menos preocupación en potenciar de verdad esta fecha.