El secretario general de UGT, Pepe Álvarez | Carlos Luján - Europa Press

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El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha pedido una mesa que debata la petición de la Generalitat sobre el traspaso de Rodalies, ha advertido que no necesariamente conllevaría una mejora del servicio y ha exigido al Govern concreción sobre sus demandas.

«Sentémonos en una mesa. No con la presión de 'mañana cogemos esto como sea», ha defendido en una entrevista en La 2 y Ràdio 4 de este viernes recogida por Europa Press.

Ha valorado como positiva la medida si repercute positivamente en los usuarios y ha alertado contra quien crea que, con un «cambio de rotulación, esto ya está hecho».

Así, se ha preguntado «¿Qué harán con la gestión? ¿Lo privatizarán? ¿Mantendremos al sector público?» y ha enfatizado de las repercusiones de un traspaso para los trabajadores de Renfe como empresa pública.

Álvarez ha lamentado que «el tema de Rodalies viene de lejos» y ha considerado que existe, textualmente, un problema de inversión en Catalunya brutal.

Acuerdo de salarios

El líder sindical ha dicho que el Gobierno ha tenido «el papel de siempre» en el acuerdo entre CC.OO., UGT, CEOE y Cepyme sobre subidas salariales y ha negado que hubiera un veto a la presencia de miembros del Ejecutivo en la ratificación del acuerdo.

«Siempre tienen un papel de llamadas, de interesarse, pero no tienen nunca un papel de fondo porque es una cuestión muy de sindicatos y patronal», ha defendido.

Ha sostenido que los sindicatos no podían «esperar más» para alcanzar un acuerdo porque, de no haberlo conseguido, necesitaban tiempo para organizar movilizaciones, y ha confiado en que el pacto repercuta en los más de 1.400 convenios que a su juicio faltan por firmar.

Álvarez ha relatado que los representantes de las cuatro organizaciones se reunieron con Felipe VI para presentarle el acuerdo y que abordaron los «problemas del trabajo del futuro», entre los que ha enumerado el teletrabajo y los efectos de la Inteligencia Artificial (IA).

Ha defendido que dicho pacto aporta serenidad a España, cuya situación ve «bastante bien, sobre todo en relación a las cosas que se habían dicho que pasarían», aunque ha lamentado la crispación, que provoca que, en sus palabras, parezca que el país se esté derrumbando.