Testigos del ataque a Alejo Vidal-Quadras, tiroteado esta mañana en la cara a la altura del número 40 de...

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Testigos del ataque a Alejo Vidal-Quadras, tiroteado esta mañana en la cara a la altura del número 40 de la calle Núñez de Balboa, han trasladado a Europa Press que el político aseguró no conocer a su agresor mientras que conseguía preguntar «con dificultad» «si iba a volver» el tirador una vez que estaba siendo auxiliado por un viandante, que le ha taponado la herida con su jersey.

«Al que le han disparado ha hablado. Nos ha preguntado a ver si iba a volver. Había un chico taponeándole la herida pero el hombre hablaba preguntando a ver si iba a volver», han explicado algunos testigos.

Varias personas han visto huir al agresor con un casco negro, primero alejándose del lugar de los hechos andando y después corriendo. Dos trabajadores de una empresa de reforma han sido testigos de los minutos posteriores a la agresión al encontrarse en el número frente al del suceso, apoyados en una furgoneta. Vidal-Quadras «se ha quedado en el contenedor, de pie, y un chico, estaba tamponeándole la herida. El chico estaba en manga corta y estaba perdido de sangre», han explicado.

Los mismos trabajadores han confirmado que la Policía ha tardado «cuatro minutos» en llegar y no han podido ver cómo el agresor «se iba andando deprisa al principio», con un casco negro en la cabeza, «y luego ya ha echado a correr por la acera» hasta una moto en la que ha huido.

Ninguno de estos dos testigos que se encontraban en la zona era consciente de que se había disparado un tiro por arma de fuego. «Un chico ha gritado 'el del casco, el del casco, ha sido el del casco'. Entonces es cuando cuando ya han dicho que llevaba una pistola», ha descrito uno de los trabajadores, cuyo compañero «ha salido detrás de él unos diez o doce metros». Cuando ha sido consciente de que podía llevar un arma ha dejado la persecución.

Los dos compañeros han escuchado el disparo, aunque sin entender qué era. Sí han podido hacer una ligera descripción del tirador, un hombre «delgado» que no ha pronunciado palabra. «El tío ha llegado, le ha pegado el tiro así y se ha ido», ha relatado.

Vidal-Quadras «iba en chandal, normalito, con una gorra». En ese momento desconocían que se trataba del expolítico, que había quedado «sujetado en el contenedor». «Con dificultad, lo único que ha dicho es 'a ver si va a volver', es lo único», han indicado.