Acto simbólico que recuerda que hace 25 años las mujeres pudieron entrar por primera vez a la Cartuja de Aula Dei. | FABIÁN SIMÓN

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La Cartuja de Aula Dei de Zaragoza, situada en el barrio rural de Peñaflor, ha acogido este sábado, 11 de noviembre, un acto en el que se ha recordado el acceso femenino al monasterio sin necesidad de bula papal, algo que el presidente del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón, ha considerado «un hito de igualdad».

La Reina Sofía fue la primera mujer en contemplar las pinturas de Francisco de Goya en la Cartuja de Aula Dei sin necesidad de dispensa papal y, en este sentido, Azcón ha argumentado que «parece difícil pensar que hace 25 años las mujeres no pudiesen entrar en igualdad de condiciones a ver una obra de arte como las pinturas de Goya», pero, desde entonces, «hemos recorrido un amplio trecho entre la igualdad de hombres y mujeres, aunque es evidente que nos sigue quedando camino por recorrer».

En esta línea, el presidente autonómico ha lamentado, en declaraciones a los medios de comunicación, que «rememorar la historia de Aragón, el patrimonio que simboliza lo que ha sido nuestra comunidad autónoma y luchar por la igualdad, está, hoy más que nunca, de actualidad», puesto que «tenemos que seguir hablando de defender la igualdad entre españoles».

«Hay que ser conscientes de que la igualdad es un valor fundamental en nuestras sociedades democráticas y que es tan importante que defendamos la igualdad entre hombres y mujeres como que defendamos la igualdad de los españoles. Que no haya de primera y de segunda, que por vivir en una comunidad o en otra no se tengan derechos distintos», ha zanjado.

Por último, Jorge Azcón ha avanzado que el Ejecutivo autonómico tiene intención de retomar el proyecto de ubicar en la Cartuja Aula Dei un centro de visitantes. Ha remarcado que el concurso quedó desierto con el anterior equipo de gobierno y se recuperará «para hacer bien lo que en el pasado se hizo mal».

En esta ocasión, 25 años después, ha sido Azcón el encargado de dar la bienvenida a los asistentes a un acto en el que se ha repetido, de forma simbólica, el desarrollo del desarrollado el 11 de noviembre de 1998.

Presencia de los reyes

En concreto, la Cartuja de Aula Dei acoge siete pinturas murales de Francisco de Goya, realizadas alrededor de 1774. Hasta la entrada de la Reina Sofía, solo tres mujeres habían podido contemplar, con dispensa papal, estas obras pictóricas: la infanta Isabel, conocida como 'La Chata'; la secretaria de un juzgado; y la restauradora Teresa Grasa, quien participó en la restauración de las pinturas.

Aquel 11 de noviembre de 1998, la Reina Sofía estuvo acompañada por el Rey Juan Carlos, así como por el entonces presidente del Gobierno de Aragón, Santiago Lanzuela, el prior de la Cartuja, Carlos Ferrari, y el arzobispo de Zaragoza, monseñor Elías Yanes.

Durante este acto, se procedió también a la inauguración del acceso universal a la iglesia de la Cartuja, realizado por la antigua bodega, que enlaza por un pasillo con la iglesia monástica, donde se encuentran las pinturas del artista de Fuendetodos.

La prohibición del acceso femenino a la Cartuja de Aula Dei responde a una norma de la orden que regía el conjunto monástico durante el siglo XI, la Orden de San Bruno. Sin embargo, el Gobierno de Aragón firmó un acuerdo en enero de 1998 con el prior, en el que se contemplaba una construcción de acceso desde el exterior del recinto hasta la entrada de la iglesia.

Las pinturas murales

En la actualidad, se conservan siete de las once pinturas del conjunto mural al óleo, en las que se puede contemplar la maestría de un joven Goya, de 28 años.

La decoración mural se reparte en grandes composiciones unitarias, separadas a lo largo de todos los muros internos de la iglesia, que están dedicadas a la historia de la Virgen María en relación con la infancia de Cristo.

Así, el conjunto mural de Aula Dei es la obra mayor en metros cuadrados del pintor de Fuendetodos y realizada directamente sobre el muro. Las pinturas sufrieron daños cuando la Orden tuvo que abandonar la Cartuja a raíz de la desamortización de Mendizábal en 1835.

Por este motivo, se perdieron algunas y otras fueron repintadas en algunas zonas por los hermanos Buffet a principios de siglo, quienes sustituyeron los murales que no se habían salvado. Teresa Grasa y Carlos Barboza acometieron la restauración del conjunto mural hace más de dos décadas.