El corresponsal en EE.UU. Francesc Garriga en entrevista a Europa Press | Europa Press - EUROPA PRESS

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El corresponsal Francesc Garriga habla de las armas, la purpurina y el vértigo de aterrizar en Estados Unidos en el libro 'A Washington amb paracaigudes' (Pòrtic Edicions, 2024), una ciudad en la que como periodista «si no pones un listón, no harás otra cosa que hablar de tiroteos».

Así lo ha descrito en una entrevista con Europa Press con motivo de la publicación del libro, que repasa las vivencias del periodista de Súria (Barcelona) desde que llegó en noviembre de 2021 al país como corresponsal de Catalunya Ràdio.

Tras años como periodista deportivo, corresponsal en Madrid y presentador de programas como 'El club de la mitjanit' o 'Onze', asumió una aventura estadounidense que al principio le daba «vértigo» y en la que llegó a sentirse como un paracaidista con síndrome del impostor, pero que pronto superó y le llevó a destinos como Hollywood (Los Ángeles).

En estos dos años como corresponsal ha comprobado que «EE.UU. tiene lo mejor y lo peor del mundo», desde las luces y colores de espectáculos como la 'Super Bowl' hasta gente muriéndose por las calles, asegura.

Cubrir un tiroteo

Garriga dedica una parte importante del libro a documentar sus coberturas de tiroteos y una de las cosas que, a su juicio, «más explica Estados Unidos»: las armas.

«Si no pones un listón, no harás otra cosa que hablar de tiroteos», admite, ya que existe la regla no escrita entre periodistas de que un tiroteo no es noticia sin al menos cinco muertos, algo que defiende que puede parecer frívolo pero que ya tiene asimilado.

Al vivir en una ciudad como Washington donde «cada día matan a alguien» es algo que asegura que ya no le impacta y que no tiene nada que ver con el inicio de su etapa en el país, cuando reconoce que tomaba una foto para enviársela a su hermano del revuelo de coches patrulla tras algún tiroteo al lado de su casa.

Sin embargo, cuenta que donde ha experimentado «las sensaciones más bestias periodísticamente» ha sido en los tiroteos, después de cubrir episodios como la masacre de la Escuela Primaria Robb de Uvalde (Texas), que se cobró la vida de 19 niños y 2 adultos y que relata en el libro.

A lo largo de estas páginas, el autor se pregunta «cómo se cubre un tiroteo» y cuáles son los pasos a seguir una vez se llega al lugar de los hechos, y recuerda otro tiroteo en Chicago como «la única vez que se ha emocionado» en antena al relatar la muerte de los padres de un niño de dos años.

"purpurina" y 'frikismo'

De su paso por EE.UU., Garriga también destaca otra realidad completamente distinta como la «purpurina» y el glamur de ponerte un esmoquin para ir a los premios Óscar de cine.

Para Garriga, la «gran suerte» de la corresponsalía estadounidense es precisamente este contraste, que también le ha permitido aventurarse en lugares como ferias rurales con perritos calientes gigantes y carreras de cerdos, que según él son un buen retrato del 'frikismo' del país.

«A veces podemos pensar que esto es una caricatura, pero lo que vemos en las películas es lo que pasa», puntualiza.

Sin ir más lejos, Garriga narra cómo se vacunó de la dosis de refuerzo contra la covid en medio de un supermercado, «a medio metro de pizzas congeladas» y con gente detrás con un carro de la compra, mientras en Las Vegas había un club de estriptis que por las mañanas ponía vacunas y por la tarde interpretaba 'shows'.

Deportes a la americana

A Garriga le dio «la vida» la llegada del exjugador del FC Barcelona Lionel Messi al Inter de Miami, y también cubrir grandes acontecimientos como la 'Super Bowl' de este año.

Acostumbrado a poder hablar con cualquier directivo o responsable cuando cubría el Barça, en EE.UU. ha descubierto lo que es ser «el último mono», debido a la gran cantidad de periodistas y a la poca disposición de los profesionales del deporte.

En su defecto, Garriga sostiene que para hacer un tema hay que enviar diez correos y con suerte se recibe una respuesta: «Te redimensionas rápido y te das cuenta de que no eres nadie y que para ofrecer algo a tu audiencia debes trabajar quizás algo más».

El privilegio de un pasaporte

Antes de marchar de EE.UU., a Garriga le gustaría contar «con nombre y apellidos» la historia de un chico que conoció en la frontera en El Paso (Texas) y al día siguiente consiguió ingresar en el país, en el caso de que finalmente alcance su regularización.

Desde ese momento han permanecido en contacto, y cree que su testimonio merece ser reconocido para poner cara a aquellas personas que se trata «de números».

Garriga se considera ahora una persona más consciente del mundo en el que vive, ya que durante esta etapa profesional, con sus altibajos, se ha dado cuenta de que es un privilegiado; entre otras cosas, por «el color» de su pasaporte porque es de los extranjeros que viven legalmente en el país.