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«Antes de nada salvemos nuestras mentes» es el «lema» bajo el que Antoni Socias inaugura esta tarde en la galería Altair una colección de fotografías y una serie de obras que ha titulado «TV Drawings» y en cuyo trasfondo hay muchas horas de análisis ante el televisor.

Las primeras reflejan fielmente la mirada irónica con la que el artista observa al mundo desde su taller y desde su propia vida interior. Una rana que carga con una máquina de afeitar; una playa sembrada de latas; delfines entre nubes o una mujer que habla por un teléfono móvil que es una berenjena. Este trabajo surgió de un encargo: «Me pidieron un calendario que fuera una vuelca de tuerca a la percepción que tiene el espectador de los temas del medio ambiente». Su favorita es la que muestra el pecho al aire de un hombre con un sofá dibujado en la piel: «Si tuviera que quedarme con alguna sería con esta: la comodidad, que es lo que mueve el mundo occidental».

«Cada vez estoy más aislado, me interesa poco relacionarme con los demás, es cuestión de carácter», dice este artista que vive con la mente en continuo movimiento y que potencia «por meditación continua, por plantearme las cosas, aunque no de forma dramática». Socias habla de aislamiento, pero su trabajo es puro conocimiento de la realidad en que vive aunque nos la muestre a través de códigos e imágenes muy suyas, palabras, dibujos o retazos de fotografías como en «TV Drawnings»: «No me aíslo totalmente, salgo, hago lo que tengo que hacer y vuelvo». ¿Es así como consigue la ecología mental, le «modestia mental» en la que anda enfrascado?