El Teatre Principal de Palma reabrió sus puertas en 2007 después de una reforma que duró varios años.

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El Teatre Principal de Palma está a punto de sufrir un embargo si no paga el millón y medio de euros que le reclama la empresa Dragados por la reforma del edificio, finalizada en 2007. Así lo confirmó ayer Miquel Barceló, secretario general técnico de la vicepresidencia de Cultura i Patrimoni, quien dijo que, «efectivamente, existe una providencia de embargo» que los nuevos responsables políticos están «estudiando» como resolver.

Según Barceló, la denuncia proviene de que «los anteriores responsables» del Principal «no fueron abonando regularmente las cantidades que deberían por las certificaciones de obra». Además, Barceló apuntó que «parece que existen unos desfases» entre las obras ejecutadas y las solicitud económica de Dragados que, según Barceló «también conocían» en la pasada legislatura, es decir, «deficiencias», como reconoció ayer el exconseller insular de Cultura Joan Font.

Barceló apuntó que «cuando el traspaso de poderes en la Conselleria de Cultura no se nos informó de esto», extremo que «conocimos la semana pasada por el actual gerente [de la Fundación Teatre Principal, Guillem Roman]». «Un pequeño dossier» sobre el asunto fue «toda la información que recibimos», apuntó Barceló. Ante la gravedad de la situación, «vamos a estudiar el tema profundamente, tanto con Dragados como con la Fundación y el Consell».

El exconseller Font confirmó que «admitimos que había unos intereses de demora y que teníamos que pagar, pero no todo lo que decía la empresa. Ellos contabilizaban desde la certificación de la obra y nosotros, desde la recepción». Paralelamente a esto, en el Principal se detectaron una serie deficiencias e «incoherencias entre la obra certificada y la ejecutada» por las «que se estuvo a punto de denunciar en un par de veces, pero los juristas apostaban por negociar. La empresa justificó que las modificaciones que se hicieron del proyecto se pactaban con los patronos, pero el problema es que no hay constancia de nada de eso. No hay papeles. Siempre fui partidario de poner una demanda», concluyó Font.