El mallorquín Antonio Méndez, en una foto promocional tras su participación en el concurso Malko.

TW
5

El concurso Malko reúne a jóvenes promesas internacionales en la dirección de orquesta. Un evento que este año se celebró en Copenhague, el pasado mayo, y en el que el mallorquín Antonio Méndez, quien inició sus estudios en el Conservatori Superior de Música de les Illes Balears, quedó finalista. Una experiencia de la que habló mientras concluía sus estudios en Berlín y se preparaba para una nueva etapa en Londres, con la mirada puesta en una futura actuación en España.

—¿Cómo decidió dedicarse a la dirección de orquesta?
—El punto de inflexión fue un concierto que vi casualmente en televisión sin saber en ese momento ni qué obra sonaba ni qué director dirigía. Era la época en la que estaba terminando el bachillerato al tiempo que mis estudios de piano y violín en el Conservatori Superior de Palma.
—¿Desde entonces quiso dedicarse a la dirección?
—Sí, y lo gracioso de la historia es que años después volví a ver ese vídeo y descubrí que se trataba de la Segunda Sinfonía de Mahler, dirigida por Simon Rattle, actual director titular de la Berliner Philharmoniker. Recordé que poco antes había leído una entrevista en la que decía que él mismo decidió dedicarse a la dirección de orquesta después de haber asistido a un concierto en la que sonó esa misma pieza.

—¿Se marchó a estudiar a Alemania porque es difícil hacer carrera de director de orquesta en España?
—Me trasladé a Alemania en 2007 para ampliar mis estudios, pero creo que en estos momentos es difícil comenzar una carrera de director de orquesta en cualquier parte del mundo, ya que la competencia es mucha y muy dura.


—¿Qué se siente al ser finalista del certamen Malko?
—La final fue el broche perfecto a una semana muy intensa. Empezamos 40 candidatos y, después de 6 días de rondas eliminatorias, sólo tres podían llegar a la final. Independientemente del resultado posterior, la sensación que tuve cuando anunciaron los finalistas era la de haber conseguido llegar hasta el final del camino.

—¿Ha cambiado su vida a nivel profesional?
—Evidentemente. Ganar el 2º premio de uno de los concursos de dirección más prestigiosos a nivel internacional es un punto de inflexión enorme. De la noche a la mañana uno pasa de estar en casa estudiando a entrar en contacto con agencias de representación, gerentes de orquestas, directores…

—Desde entonces, ¿en qué ha centrado su tiempo?
—Los meses que han pasado desde entonces me han servido, en primer lugar, para recuperarme del propio concurso, así como para pensar mucho sobre el futuro y sobre lo que quiero hacer a partir de ahora.

—¿Qué es lo que le depara su futuro profesional?
—Firmé un contrato de representación a nivel mundial con una agencia en Londres con la que empezaré a trabajar a partir de septiembre.

—¿Está en sus planes volver a dirigir en España?
—Por supuesto, me encantaría volver a dirigir en España, y ya hay planes para que así sea la próxima temporada. Por otra parte, me gustaría no cerrar ninguna puerta y poder dirigir en muchos sitios; cada orquesta es distinta y pienso que a más experiencias se tengan más enriquecedor resulta el trabajo a nivel musical y personal.