TW
7

Horas antes de que el escritor Juan Goytisolo reciba esta noche el premio Formentor por su «fortaleza, ejemplo e independencia de criterio», entre otras cosas, asegura que le parece «muy grave y de consecuencias nefastas que hoy los políticos consideren la cultura como algo prescindible».

«Lo grave que está ocurriendo ahora en España y en los países que están pasando una crisis grave, es que están recortando en educación, cultura e investigación, y eso es hipotecar el porvenir, cuando se podía hipotecar en otras cosas, como por ejemplo en los soldados españoles que están en Afganistán, ¿qué hacen allí?», se pregunta el autor afincado en Marraquech en una entrevista con Efe.

Goytisolo (Barcelona, 1931), uno de los escritores más importantes en lengua española, heterodoxo, universal e intelectual comprometido y muy crítico con el discurso institucional, recibirá esta noche el Premio Formentor, que, después de décadas, se recuperó el año pasado, y fue para el escritor mexicano, ahora fallecido, Carlos Fuentes.

A Fuentes, así como a Basilio Baltasar, director de la Fundación Santillana, y a las familias Barceló y Buadas, se debió precisamente la recuperación de este galardón, que tiene una larga historia desde que lo crearan en los años sesenta Camilo José Cela, Carlos Barral y la editorial Seix Barral, en colaboración con las editoriales internacionales más importantes, que reunieron a los máximos exponentes de la literatura universal.

Borges, Samuel Beckett, Carlos Semprún o Gomobrovicz, son algunos premiados con este galardón, dotado ahora con 50.000 euros (72.500 dólares).

El premio Formentor, que se da en el hotel que lleva el mismo nombre, en un paraje natural, con el silencio y el aroma de los pinos como únicos testigos, se dejó de dar en Mallorca por la desconfianza del régimen de Franco, como recuerda a Efe Goytisolo.

Y tras recorrer otros escenarios por el mundo, como Grecia, Austria o Túnez, se eliminó en 1967, año de su última edición.

Poco tiempo después también se darían por concluidas las tertulias que reunían a toda la vanguardia europea, tras la salida de los editores Castellet y Carlos Barral.

«Este premio es para mí doblemente especial, primero por Carlos Fuentes, al que me unía una amistad de sesenta años, y porque en la época en que yo colaboraba con la editorial francesa Gallimard, Monique Lange, mi mujer entonces, que trabajaba allí, fue la que puso en contacto a Barral con todos los editores internacionales para que creasen el premio, las conversaciones, las tertulias y el premio de poesía», argumenta el autor de «Señas de identidad».

Una época dorada de grandes autores y editores como Feltrinelli y Einaudi, que tiene ya muy poco que ver con el panorama actual. «Lo único que no ha cambiado -dice Goytisolo- es Formentor. El mundo ha cambiado, pero este sitio único no ha sido estropeado por el ladrillo», añade.

El jurado del premio, que se falló en marzo pasado en México, estuvo encabezado por Carlos Fuentes y formado por Bárbara Jacobs, Julián Ríos o Patricio Pron, y destacó la contribución de Juan Goytisolo como interlocutor entre las culturas europea e islámica.

Una idea que al narrador, ensayista y traductor le parece que resume bien su vida: «He procurado tener un pensamiento crítico que recuperase todo lo que había sido dejado al margen por el canon católico español; pero por eso me han llaman heterodoxo, y no, no es así, yo simplemente he ampliado el canon», argumenta.

«Leía a Blanco White cuando nadie lo hacía y lo traduje del inglés -continúa-. Di mis primeros cursos sobre 'La Celestina' en una universidad de Estados Unidos y fui denunciado por un colega porque decía que fui a dar un curso pornográfico. He procurado siempre ampliar la cultura española estableciendo relaciones con otras culturas. He mirado la cultura y la vida desde Francia, Estados Unidos y el mundo árabe», recalca.

Y ha sido la curiosidad, como dice el propio autor, la que ha marcado y guiado esta prolífica vida intelectual y creativa del autor de títulos tan emblemáticos como «Juan sin tierra», «Reivindicación del conde don Julián» o «Paisaje después de la batalla». «He procurado entender mi cultura a la luz de otras culturas», matiza.

Pero Goytisolo también lamenta el poco interés que existe hoy por lo diferente. «No se puede estudiar la cultura española sin recurrir a los trabajos de los hispanistas ingleses, norteamericanos, franceses...etcétera, mientras que la contribución española a otras culturas no existe. En vez de ser sujetos de contemplación, nos hemos convertido en objetos de contemplación», añade este lector de los márgenes, que también echa en falta más cultura cívica»