Imagen de la instalación, que se puede ver en la galería Maserre de Barcelona.

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Mònica Fuster lleva tiempo con la mirada puesta en la naturaleza desde el arte. La línea de investigación que presentó en la galería Maserre de Barcelona con la instalación Incertidumbre tendrá continuidad a nivel internacional, en galerías privadas e instituciones públicas de Buenos Aires y México. También se barajan otras ciudades del mundo, en Asia y Europa.

La artista presentó en Barcelona la palabra Incertidumbre, marcada con letras formadas por semillas de mostaza sobre un papel de 510 por 120 centímetros. El resultado fue una planta que se regaba cada día, desde el 6 de junio al 26 de julio, integrada en pulpa de papel de algodón, que germinaba, crecía, se fundía con el papel, cambiaba de color y se secaba. La pieza ideada por la mallorquina ha contado con la colaboración del Molí Paperer de Capellades.

Fuster explicó que «la idea es cerrar un ciclo, ya que la planta se convertirá de nuevo en pulpa de papel, con la que crearé un libro de artista que incluirá el material recogido durante toda la instalación». La documentación consta de textos, fotografías y dibujos. «Empecé un archivo fotográfico sobre el proyecto hace un año», recordó la creadora que investiga en variaciones a partir de la misma idea.

Abierto

«El concepto de incertidumbre es muy abierto, con múltiples interpretaciones, la del principio de Heisenberg, la relación con la ciencia, el punto de vista humano, mitológico, el tema social», explicó Fuster al comenzar los preparativos de su instalación. La artista apuntó que «la clave es la acción poética que contiene» y añadió que «el desconocimiento de cómo crecerá exactamente la planta es parte del interés del proyecto».