El violinista Francisco Fullana y el pianista Óscar Caravaca en Caixafòrum. | Guillermo Esteban

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Quince años han transcurrido ya desde que Francisco Fullana y Óscar Caravaca ‘batallaran’ en clase de Armonía, en el Conservatori Superior de Balears, por identificar notas musicales. Sus caminos se dividieron al finalizar los estudios pero vuelven a cruzarse de vez en cuando en recitales, como el que ofrecerán el 30 de diciembre (20.00 horas), en el Teatre Principal, donde homenajearán a la Serra de Tramuntana.

En el espectáculo, multidisciplinar, confluirá la música con las pinturas de Llorenç Garrit, la poesía de Antoni Vidal Ferrando y la dirección escénica de Jaume Caldentey. Fullana y Caravaca interpretarán la obra inédita Tramuntana, compuesta por David León.

Ambos artistas han confeccionado un programa dividido en dos partes que incluye piezas de Bach, Ysayë, Paganini, Kreisler, Lutoslawski, Beethoven y Bernat Pomar, maestro del violinista.

Francisco Fullana, que reside actualmente en Nueva York, prosigue su formación con la violinista Midori Goto. «Es fantástico tener acceso a una persona con tanta experiencia como artista. Sería difícil volver a trabajar con alguien de manera más tradicional. Es una relación casi de familia y musicalmente te llena mucho más», comenta orgulloso.

Hace aproximadamente año y medio que la Stradivari Society de Chicago le cedió un violín Pietro Guarneri de 1679. «Tardas unos seis meses en acostumbrarte y entenderlo, pero ahora ya lo concibo como si fuera una extremidad más». El dominio es absoluto.

Óscar Caravaca, que ha estado de gira por Latinoamérica recientemente, se ha establecido en Londres, donde realiza un doctorado de interpretación pianística y empezará próximamente un Artist Diploma en la Royal Academy de la capital británica.

Desde fuera perciben que en Mallorca rebosa el talento. «Veo que están saliendo cosas de gente que está siendo muy creativa y novedosa. Como las aportaciones del pianista Enrique Bernaldo de Quirós. En cuanto a calidad, va a haber un salto considerable», considera el pianista, quien justifica la necesidad de continuar la carrera en el extranjero. «Es lo que nos hace crecer como músicos, al menos ése es mi caso. Sufrimos el no valorar nuestra cultura y es algo que debemos ir eliminando», añade.