Imagen promocional de la adaptación cinematográfica de Tim Burton de 'Alicia en el país de las maravillas'.

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'Alicia en el país de las maravillas' (1865) de Lewis Carroll cumple 150 años. Con el paso de los años, las aventuras de Alicia han conducido a infinidad de interpretaciones. En la década de los años 30 se le otorgó un significado freudiano. En los 60, se sostuvo que Carroll la escribió bajo los efectos de las drogas. Las últimas teorías, en la década de los 90, acusaban al autor de pedofilia. Sea como fuere, la obra continúa avivando el interés.

«Carroll abre la puerta a la concepción de la literatura infantil de manera moderna», considera Caterina Valriu, profesora de la UIB. «No impone moralejas ni proporciona consejos de buena conducta. Alicia cuestiona todo de forma constante con una lógica implacable, viendo el mundo de los adultos con ojos de niña», añade. El cineasta Luis Ortas cita a Albert Camus al decir que «construimos mitos a medida de nuestras angustias». «No solo tenemos como referente a la mitología clásica, sino que creamos nuevas leyendas, y Alicia es una de las grandes, mostrando lo que se supone dejar atrás la niñez para vivir la edad adulta», razona.

El País de las Maravillas despierta la imaginación porque «es como El jardín de las delicias de El Bosco, hay tanta información en él que cada uno puede elegir en qué parte centrar su atención», valora Laia Martinez, poeta y música. «Es un mundo de fantasía y locura, donde todo es posible y realidad y ficción se mezclan creando algo que hoy, y siempre, resultará muy atractivo», explica Rafa Brunet, creador de un musical basado en la historia.

«Cuando lo leí me pareció algo muy atrevido. No puedo imaginarme lo que pensaron los lectores cuando se estrenó en 1865», cavila el escritor Pere Antoni Pons. Para Neus Cortés, actriz, la historia de Alicia «sigue reflejando la sociedad de hoy en día: están los soñadores y luchadores, y por otro lado los que olvidan la esencia de la humanidad y le hacen el camino más difícil a los primeros».