Este sábado 1 de agosto arranca en Esporles la tercera edición del Tramuntana Rocks Festival, un evento que combina diversidad y calidad y que contará entre sus principales bazas con el post rock futurista de The Suicide of Western Culture. | Xavi Solà

TW
0

Este sábado 1 de agosto arranca en Esporles la tercera edición del Tramuntana Rocks Festival, un evento que combina diversidad y calidad y que contará entre sus principales bazas con el post rock futurista de The Suicide of Western Culture, un dúo que en muy poco tiempo ha dejado de ser la gran promesa de la electrónica estatal, para convertirse en uno de los más fervientes embajadores de los sonidos sintéticos.

Para quienes gusten de etiquetas y comparaciones, adelantamos que las sinfonías revoltosas de The Suicide of Western Culture se alinean con el electro-krautrock de Tortoise, pero también con la sensibilidad de Caribou. Aunque para Miquel Martínez, miembro del dúo barcelonés, «nuestros patrones rítmicos no reflejan ninguna influencia externa».

Sin embargo reconoce que le hace gracia que les comparen con bandas como «Boards of Canada, Explosions in the sky o Mogwai». Tras abandonar la liga de las promesas más excitantes e ingresar en la primera división de la escena, el dúo participó en citas internacionales del calado de la Canadian Music Week, el Eurosonic o The Great Escape, donde causaron sensación con su demoledora combinación de géneros.

Más recientemente, pasaron con nota el exigente corte del Primavera Sound, considerado en la actualidad el festival musical de referencia en el país. Excelsos logros para quien, pese a estar «muy satisfecho con nuestro trabajo», confiesa estar en la música «sin ningún tipo de pretensiones. No buscamos ser portada ni ganarnos la vida con esto».

Concierto

Sus canciones de corte visceral, llenas de melodía, teclados y cacharrería vintage exprimirán al público desplazado hasta Esporles con «un track list que variará en función de como veamos a la gente». Si buscan guerra «les daremos un directo muy burro en plan vikingo», pero si el concierto se desarrolla en un formato más contemplativo, «nos lo tomaremos con más calma», asegura.