Fotograma de la serie de televisión de Pippi Calzaslargas, estrenada por primera vez en 1969.

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Cuando el novelista sueco Stieg Larsson estaba perfilando al que ha sido su personaje estrella, la rebelde Lisbeth Salander de 'Los hombres que no amaban a las mujeres', buscó alguien en quién inspirarlo. Encontró a ese alguien en la figura de Pippi Calzaslargas, la pequeña pelirroja irreverente de cara pecosa y medias de colores creada por Astrid Lindgren en 1945. En 2015, el personaje cumplió 70 años y, ahora, la editorial Blackie Books recupera y recopila todas sus aventuras en un único tomo.

Pippi nació por la necesidad de su creadora de distraer a su hija, enferma en cama durante mucho tiempo debido a una neumonía. «Cuando Pippi salió a la venta, la literatura infantil se encontraba en lo que llamo una época de ‘buenismo’. Se quería ofrecer a los niños una realidad edulcorada en la que todos tenían que ser amigos, solidarios... Pippi rompió con todo eso por la vía de la fantasía, y fue un soplo de aire fresco en un momento de la historia en el que nadie estaba acostumbrado a ver a una niña así de atrevida», explica Caterina Valriu, profesora de la Universitat de les Illes Balears especializada en literatura infantil. Ese carácter indomable fue el que llevó a numerosas editoriales a rechazar su publicación al principio, aludiendo al «mal ejemplo» que proporcionaba a los pequeños. «Se trataba de una niña especial. Hacía muchas travesuras, pero en ningún momento era la protagonista de escenas violentas», apunta la escritora Neus Canyelles. El personaje de Pippi Calzaslargas se popularizó también gracias a la serie de televisión de 1969. «La serie le proporcionó al personaje su iconografía, y por eso todos la recordamos de igual manera», afirma Ivan Bort, profesor del Centre d’Ensenyament Superior Alberta Giménez (CESAG). «Lo extraño es que ahora, con la pasión de los americanos por versionar series nórdicas, a nadie se le ha ocurrido recuperar a Pippi Calzaslargas», considera.

Si algo simbolizó Pippi, por encima de todo, fue la lucha del feminismo. «Vive sola, ignora todas las convenciones de vestuario y destaca en temas físicos, algo normalmente reservado para los hombres», resalta Valriu. «Fue un personaje pionero, igual que su creadora, una mujer avanzada ideológicamente», concluye.