El dibujante Max. | Teresa Ayuga

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El Bosco no es un personaje desconocido para Max, es de sus pintores «favoritos» de la escuela flamenca, especialmente por «su humor», por «su fantasía desbordante» y «por su talento en la organización de los cuadros, es un prodigio de la composición». La pintura de uno y el cómic del otro tiene ciertos paralelismo, así que la idea del Museo del Prado de encargarle un proyecto sobre el artista holandés, con motivo del 500 aniversario de su muerte, no fue tan descabellada.

Después de meses de trabajo, Max presenta este miércoles 'El tríptico de los encantados (una pantomima bosquiana)', un álbum que «huye de hacer una historieta imitativa del Bosco» y que, por tanto, apuesta por «el minimalismo», por la restricción del uso del color.

'El tríptico de los encantados (una pantomima bosquiana)' teje una historia a partir del análisis de tres importantes obras del pintor: El jardín de las delicias, La extracción de la piedra de la locura y Las tentaciones de San Antonio. «Busqué relaciones entre ellas para crear una trama narrativa, elementos que me daban pie a viajar de una a otra y me permitían hablar de su evolución como artista».

Del 14 al 28 de mayo expondrá los originales del libro en una muestra conjunta con el escultor Ricardo Gago en su galería de Sineu, Ca’n Gili, en la c/Mayor.