Sor Natividad Sanz, vicaria general, y sor María Victoria Román, secretaria general, máximos cargos actuales de la orden jerónima, visitaron este miércoles el convento de Santa Elisabet/Sant Jeroni. | Joan Torres

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Las máximas responsables de las monjas jerónimas, sor Natividad Sanz y sor María Victoria Román, vicaria general y secretaria general, respectivamente, de la federación jerónima integrada por conventos de España y la India, llegaron este miércoles a Mallorca. La visita se enmarca en su interés por «allanar cualquier escollo para que sea realidad la recuperación del monasterio» de la orden en Palma, que las religiosas han dejado temporalmente para trasladarse a Sant Bartomeu de Inca.

En su agenda figuran encuentros con las personas e instituciones implicadas en una situación que ahora es de conflicto por la inmatriculación del monasterio por parte del Obispado en el Registro de la Propiedad, en 2014.

Este jueves, Sor Natividad y sor Maria Victoria serán recibidas por el president del Consell, Miquel Ensenyat, «una persona que estima la vida monástica», comentan, y de quien valoran unas declaraciones que hizo a Ultima Hora sobre que para él era «sagrado» que en Sant Jeroni estén enterradas 500 monjas. «Eso es lo más valioso, porque es nuestra historia y nuestra memoria».

En el Consell entregarán la catalogación e inventario de unas 800 piezas de los bienes muebles de Sant Jeroni, que ha elaborado el restaurador Pere Terrasa: pintura, escultura, frontales de altar y ornamentos litúrgicos. Con ello cumplen con el requerimiento del Departamento de Patrimoni de la institución, que les había solicitado este trabajo para autorizar el traslado temporal de los mismos de Palma a Inca. Además, visitarán los proyectos de Amadip Esment Fundació, entidad que el pasado día 13 les propuso formalmente un proyecto «social, cultural y evangélico» para el monasterio que incluye la restauración, revitalizarlo dando ocupación a personas con discapacidad intelectual y el regreso de las monjas.

Respecto al desencuentro con el Obispado, –las jerónimas han puesto una demanda contra la citada inmatriculación–, señalan que «nuestra venida [a Mallorca] es de reconciliación», recuerdan que «estamos en el año de la Misericordia» y lamentan que «lo más doloroso es que estemos encontrados dentro de la propia Iglesia».