El proyecto ‘Climàtic 2.2’ fue un auténtico espectáculo de música y luces que alumbró Sant Francesc. | Pere Bota

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El espíritu de protesta de Greta Thunberg se apoderó este viernes por la noche –con algo de retraso– de la basílica de Sant Francesc (Palma), que estaba llena hasta la bandera. El cambio climático, esa amenaza que se cierne no ya sobre las generaciones futuras sino en el presente, ha dejado de ser una mera advertencia de científicos y ecologistas para convertirse en un espectáculo.

La concienciación a través de la música, parece ser el leitmotiv del compositor Miquel Àngel Aguiló, que anoche estreno Climàtic 2.2., el segundo asalto del proyecto Vol_Art, que se materializó el año pasado en este mismo templo. Los numeros asistentes recibieron, junto al programa, una bolsita de colillas recogidas en la playa de Can Pere Antoni en una de las jornadas de voluntariado que organizó Aguiló hace unos días.

La obra se inspira en el Càntic de les criatures de San Francisco de Asís, el amigo de los animales y precursor de los movimientos ecologistas actuales. De hecho, el espectáculo contó con un Sant Francesc contemporáneo, de carne y hueso, encarnado por el actor Nadir Jiménez Mora, quien también a su vez ejerció de maestro de ceremonias. A lo largo de doce movimientos, Aguiló fue desgranando todos los ingredientes del cambio climático.

El primero de ellos, dedicado al agua. El segundo, el universo vegetal. Y así se van sucediendo otros que rinden homenaje a la atmósfera, el sol o el fuego.

Los instrumentos fueron describiendo cada uno de estos elementos, un repaso por la vida natural del planeta hasta la irrupción del hombre y la Revolución Industrial. El último movimiento invitó a la reflexión colectiva: ¿Tendrá salida la raza humana?

Las proyecciones se mezclaban con los retablos, se colaban entre las aristas de la bóveda de la basílica que honra al santo más animalista y que anoche fue escenario de un concierto-protesta por la deriva del planeta.

El brillante diseño de luz corrió a cargo de Ángel Lopéz y una treintena de músicos se subieron al escenario, entre los que destacaron instrumentos recuperados como el cornetto o el multicultural duduk, interpretado por Tigram Alexanian.