En el año 1998 Antonio Resines obtuvo el Premio Goya de la Academia de Cine por su interpretación en 'La buena estrella'. | Efe

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Antonio Resines, a sus 67 años, ha demostrado que es todo un luchador. El actor ha estado 48 días ingresado tras contagiarse de la COVID-19 y ahora se encuentra en pleno proceso de recuperación: «Tengo una atrofia del 80% y voy con andador», explicó este lunes en El Hormiguero. A pesar de las complicaciones derivadas del coronavirus, este no ha sido el único problema de salud al que se ha tenido que enfrentar el artista a lo largo de su vida. Resines también ha padecido un cáncer colorrectal, una angina de pecho y además sufre de artritis psoriásica.

El artista descubrió a finales del año 2015, por casualidad, que tenía cáncer. Tras sufrir varias caídas cuando iba en su moto, le detectaron anemia y esto hizo que le realizasen más pruebas, entre ellas una colonoscopia. «El médico me dijo: ‘Te voy a dar una noticia buena y otra mala. Tienes cáncer, pero está muy bien situado», detalló en Planeta Calleja. Lo que no se esperaba es que durante el preoperatorio le iban a diagnosticar también una angina de pecho: «Un anestesista y unos cardiólogos me preguntaron si cuando subía escaleras me ahogaba. Respondí que sí, que notaba que me quemaba».

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En ese momento fue operado de inmediato de la arteria que tenía obstruida y le extrajeron el tumor del colon. Afortunadamente no necesitó ni quimio ni radioterapia y a día de hoy este cáncer no ha vuelto a reproducirse, aunque se hace revisiones anuales para evitar sustos. Una vivencia que el propio Antonio plasmó en su libro Pa habernos matao. Memorias de un calvo: «Tuve la absurda suerte de caerme de una moto. Me rompí la mano y se dieron cuenta de que me pasaba algo más. Vieron que tenía cáncer y una arteria obstruida. No ha sido suerte, sino que me lo han cogido a tiempo».

Tan solo tres años después de esta intervención, en el 2018, se tuvo que operar por un derrame en la rodilla provocado por la artritis psoriásica que padece. Esta enfermedad crónica afecta a las articulaciones y los pacientes necesitan un tratamiento inmunodepresor que disminuye el efecto de las vacunas. Una historia de superación que ha hecho que Antonio valore aún más a los sanitarios, sobre todo los que trabajan en el hospital Gregorio Marañón. «Me han salvado literalmente la vida, porque he pasado momentos más que complicados», agradeció este viernes a través de una bonita carta que compartió en sus redes sociales.