Nadal Roig en Orgelpark, Ámsterdam (Países Bajos), un parque de órganos muy conocido por los artistas.

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Solemne, enigmático, desconocido. Son adjetivos que pueden definir el órgano, instrumento que, ciertamente, no es el primero que viene a la cabeza cuando alguien anuncia que quiere estudiar música. Sin embargo, Nadal Roig (Petra, 2000) asegura que «el órgano es todo esto y mucho más, pues es muy flexible y ofrece un gran abanico de posibilidades: desde momentos íntimos y místicos hasta de fiesta y solemnidad». El organista, que lleva tres años estudiando en la Universidad de las Artes de Berlín con el maestro Paolo Crivellaro, ofreció este domingo un concierto en la prestigiosa Filarmónica de esta ciudad. «Fue muy emocionante. Buscaban a un organista para interpretar este programa, en el que se incluía una sinfonía del francés Alexandre Guilmant, escrita para órgano y orquesta», cuenta.

Su «entusiasmo», más que pasión, dice, surgió en la Escolania de Lluc, «cuando tenía 12 o 13 años». «Fue ahí cuando conocí realmente el órgano. Mi profesor era Rafel Riera, quien me propuso que, si quería seguir estudiando, continuara haciéndolo en el Conservatori de Palma. Allí me enseñó Bartomeu Mut [organista de la Seu]. Y así, cada vez me iba gustando más y tuve claro que este era mi instrumento, con el que me sentía bien», añade.

Concierto en la Filarmónica de Berlín
Nadal Roig debutó el domingo en la prestigiosa Filarmónica de Berlín.

La pandemia, recuerda, irrumpió en el último curso en el Conservatori. De hecho, cuando el confinamiento «empecé a mirar universidades y me preparé las pruebas». Finalmente, ingresó ne la Universidad de las Artes, donde hay «buenos catedráticos de órgano» y enseguida «congenié con mi profesor». «Estoy aprendiendo muchísimo. Me quedará un último curso, pero seguramente continuaré estudiando toda la vida», declara.

Prejuicios

Sobre si cree que hay prejuicios entorno a este instrumento, Roig lamenta que «tiene la suerte de estar ligado históricamente a la Iglesia y, a la vez, eso es una desventaja, porque hay algunos templos inaccesibles. En consecuencia, también está vinculado a la liturgia. Por ello, no creo que sea tanto un prejuicio hacia el órgano, sino que la desconexión entre Iglesia y la sociedad es, actualmente, una realidad; no es ningún secreto», señala. En todo caso, el repertorio para órgano resulta casi inabarcable. «Es un instrumento muy vivo y, a pesar de que se relacione tanto con la liturgia, hay muchas obras que no son de este género, basta ver la cantidad de conciertos que se organizan», puntualiza.

Respecto a Mallorca, Roig detalla que «solamente hay dos órganos que no pertenezcan a una iglesia». «Es una lástima, porque, por los motivos que sean, mucha gente deja a un lado toda una cultura y un patrimonio que, al final, es del pueblo, es de todos nosotros», matiza. En este sentido, también apunta que «por desgracia, hay pocos organistas en la Isla; necesitamos que más jóvenes se interesen por el órgano».

¿Qué les diría, entonces, para que eso suceda? «Buena pregunta. Puede que sea el mismo caso que el de la música clásica. Hay gente que asegura que no les gusta, pero eso es imposible porque es tan amplia que, por fuerza, alguna obra o compositor tiene que gustarte. Diría, pues, que hay que intentar escuchar y aprender, querer descubrir cosas nuevas. Al final, es una experiencia estética como cualquier otra, como ver pinturas de una época u otra. La música clásica debería dejar de ser un sello elitista, accesible para todos», manifiesta.

En su caso, Roig afirma que escucha muchos tipos de música, «también la clásica, pues tiene mucho que ver con mi aprendizaje; pero también trato de ir a muchos conciertos, pues escuchar te permite aprender muchísimo». En cuanto a referentes, se muestra tajante: «Intento que el mundo de las redes sociales o lo más mediático no me deslumbre, algo que a nivel social no me parece muy sano. En este sentido, mis referentes musicales tampoco son los que aparecen más en los medios, aunque claro que es importante conocer a los grandes intérpretes. Sin embargo, puedes encontrar a tus referentes muy cerca, en tu entorno, en tus compañeros o profesores. Creo que vale la pena poder relacionarte con ellos en persona, que te puedan enseñar en directo y aprender de primera mano y no a través de pantallas o altavoces».