Mientras Franco y su régimen agonizaban, chicos de 13 a 15 años se reunían por la tarde, a la salida de clase, frente al bar Milán, en la palmesana placeta del cine Capitol. La mayoría eran de los colegios cercanos Pius XII, Sant Rafel y Jesús María, pero también iban por allí vecinos del barrio. Era una generación muy tierna unida por la música. Veneraban el folk de Bob Dylan y se preguntaban entre ellos si eran más de los Beatles o de los Rolling. Después llegó Queen, que tomaría lo mejor de unos y de otros. Aquellos chicos no se limitaban a escuchar música, también la interpretaban y la componían. Uno de ellos era Víctor Uris, un genio con la armónica, a la que extraía los mejores ritmos y compases para las guitarras y las voces de Jaume Nadal, Toni Ferragut, Òscar Fornés, Maties Mas, Llorenç Torres o Joana Maria Bota, por citar solo algunos de aquellos adolescentes que disfrutaban interpretando todo tipo de melodías. Porque incluso el célebre ‘Chocolate’ se hizo asiduo de aquellas reuniones en el murete de la placeta que hacía esquina con la calle Arxiduc Lluís Salvador.
El rey que no sabía que lo era
Palma04/04/24 0:30
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1 comentario
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Gran i just article, Miquel, per una entranyable persona i extraordinari músic