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Con la cercanía de los procesos electorales que viviremos en 2015 un arma utilizada es la crítica a las Sicavs (Sociedades de Inversión de Capital Variable) debido a sus ventajas fiscales. En muchos casos se puede oír a políticos y analistas decir que son instrumentos que tienen las grandes fortunas para no pagar impuestos.

¿Qué es realmente una Sicav y quién puede acceder a ella? Se trata de una Institución de Inversión Colectiva con un capital mínimo de 2,4 millones de euros que, como tal, debe declarar sus beneficios en el Impuesto de Sociedades, pero con un tipo de gravamen especial: el 1%.

De este punto puede venir la confusión, ya que se piensa que las personas solo pagan el 1% de impuestos si se constituye la Sicav, y eso no es cierto. Se trata únicamente de ganancias patrimoniales o rendimientos de capital (no de cualquier beneficio). Y además, en el momento que la persona quiera rescatar su dinero, sí tendrá que tributar por los beneficios obtenidos.

Sí es verdad que este diferimiento de impuestos da ventajas al inversor: el ahorro fiscal que soporta la Sicav capitaliza, se puede posponer la tributación a años más ventajosos, se tiene flexibilidad para compensar pérdidas o ganancias… pero esta prebenda la tienen también los fondos de inversión. Es decir, todo ahorrador que compre fondos de inversión está comprando un instrumento fiscalmente idéntico a una Sicav, con una ventaja añadida: podrá traspasar de un fondo a otro sin tributar, mientras que para poderlo hacer con una Sicav hay requisitos.

Pero además, si una Sicav da unas rentabilidades extraordinarias, cualquier persona puede acudir a su broker y comprar acciones de esta de la misma manera que compra las de cualquier compañía que esté en bolsa: cotizan en el MAB (Mercado Alternativo Bursátil) donde actualmente hay listadas 3.246 de estas empresas al alcance de cualquier inversor.