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A pesar de los recortes que comenzaron a mediados de abril, la situación apenas ha cambiado para los inversores con un horizonte temporal a largo plazo en las bolsas europeas.

Evidentemente, a muchos cortoplacistas les habrán saltado stops en la mayoría de las acciones en las que estaban invertidos, pero por su estrategia de inversión tienen que tener herramientas para volver a entrar cuando así les marque su sistema, por no hablar de los que tienen posiciones bajistas.

Como este caso es el menor, y además tienen otras fuentes de información, siempre en este artículo nos centramos en el primer grupo de personas, los cuales tienen muchos motivos para mantener la calma y no haber desinvertido. Destacamos cinco:
En las principales bolsas europeas parece que están funcionando bien los soportes hasta los que cayó, que por ejemplo en EuroStoxx (3.500 puntos) e IBEX (10.000) estaban marcados técnicamente. No fue así en el DAX alemán que, a pesar de caer fuertemente, podría haber sido peor (no era nada descabellado verlo por debajo de 10.900).

Los resultados empresariales (nunca hay que olvidar que en bolsa se compran compañías aunque sea indirectamente vía fondos) están siendo positivos y sus distintos ratios fundamentales todavía no marcan precios caros.

Las bolsas americanas, sin ser como algunos dicen quien marca el terreno a las europeas aunque sin duda sí afectan, se mantienen en una tranquilidad desde hace meses, siempre respetando soportes a pesar de que las valoraciones no son tan interesantes como en nuestro continente, así que todavía no hay riesgo de que empiecen a caer.

Los niveles de confianza están muy alejados de la euforia, que, sobre todo si la reflejan los pequeñas inversores, marcarían un punto de inflexión y un inminente cambio de tendencia.

La liquidez que sigue inundando el mercado actualmente puede derivarse a la bolsa ante la falta de alternativas, ya que la renta fija está muy inflada y se asume un riesgo excesivo ante un potencial de rentabilidad muy bajo.