Los hermanos Moll Llorens en uno de sus establecimientos. | Josep Bagur Gomila

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La alcaparra ha sido siempre un ingrediente esencial de la gastronomía de Balears, especialmente en Menorca, donde la historia cuenta que se recolectaban para enviar a las despensas reales en el año 1443 para la que fue Infanta de Castilla y Reina de Aragón, María de Castilla. La familia Moll Llorens lleva casi veinte años adobándolas y comercializándolas en la isla a través de Es Murtaret, una marca con la que también elaboran embutidos típicos menorquines y productos cárnicos.

Tradición y apuesta por el producto autóctono en una empresa familiar que nació como consecuencia de la búsqueda de un complemento de calidad para la cadena local de supermercados que habían abierto Antonia Llorens y Damià Moll Llorens en el año 1986. A punto de cumplir los treinta años desde su inauguración, el negocio familiar emplea en la actualidad a 25 personas con la mirada puesta en la expansión hacia Catalunya, en pleno proceso de renovación de su imagen corporativa.

ORÍGENES. El matrimonio Moll Llorens se había dedicado toda la vida a trabajar en el campo, en la finca de Lloc de Monges Nou de Ciutadella. Conocían bien las hortalizas, las frutas y las verduras porque las habían cultivado para su consumo propio y para la venta en mercados populares, pero la ilusión de Antonia Llorens era poder tener una tienda de comestibles de barrio. En 1981, el matrimonio decidió dejar atrás la vida rural para instalarse definitivamente en la ciudad con sus siete hijos. En aquel momento, poco imaginaban que estaban a las puertas de iniciar un proyecto que acabaría dando como resultado una cadena local de alimentación como la que es hoy Supermercados Allorens. Al poco tiempo se hicieron con la propiedad de un solar de 200 metros cuadrados cerca de la Plaza Menorca, y al cabo de cinco años pusieron en marcha su idea de negocio en la calle Magnífics Jurats. Tan solo un año después se convertirían en el primer comercio minorista de alimentación de Menorca que se sumaría a la cadena Spar, una central de compras que les facilitaba poder ser competitivos y enfrentarse a las grandes cadenas del momento.
En el año 1992 dieron otro paso importante en su proyecto empresarial familiar, abriendo un segundo supermercado de 650 metros cuadrados en la calle Sant Antoni Maria Claret de Ciutadella. Mientras tanto, aprovechaban para acometer la primera de las sucesivas ampliaciones en su primer establecimiento, que en la actualidad dispone de 1.200 metros cuadrados, 750 de los cuales son de atención al público.

El tercer supermercado que completa la cadena se abrió hace cuatro años en la calle Algaiarens de la misma ciudad, consolidando una red propia de referencia. En este sentido, la segunda generación ya ha tomado el relevo generacional y los siete hijos del matrimonio, Tòfol, Joan, Damià, Llorenç, Pere, Tònia y Martina, se han ido incorporando a las distintas responsabilidades que conlleva tirar adelante tres supermercados y una empresa de elaboración propia de embutidos. En verano, es la tercera generación la que ya ha empezado a colaborar esporádicamente. El relevo generacional parece que está asegurado.

PRODUCTO PROPIO. Una de las apuestas claras que tuvo la familia Moll Llorens era disponer de producto fresco y de proximidad sin intermediarios porque no querían perder sus vínculos con el campo. “Mis padres tenían toda la experiencia acumulada de sus años trabajados en la tierra y por eso las secciones de fruta y verdura se cuidaron desde el primer momento para poder ofrecer lo mejor de cada temporada”, explica Llorenç Moll, uno de los hermanos responsables en tienda. Esta filosofía es la que propició también que se abriera una sección de carnicería propia, que dio paso al nacimiento de la marca Es Murtaret en 1998. “Durante años estuvimos suministrando carne, pero sobre todo embutidos, que nos elaboraba una cooperativa local. Por desgracia, tuvieron que cerrar y esta situación nos obligó a reaccionar para seguir disponiendo de un producto diferenciado. Con mis hermanos tomamos la decisión entonces de abrir un obrador en el que podríamos elaborar una línea de embutidos menorquines propios como sobrasada, carn-i-xua, cuixot o butifarró”, detalla Pere Moll, responsable de producción de Es Murtaret. “Como toda la vida habíamos hecho matanzas de cerdo en casa, en el fondo decidimos aplicar el sentido común y nuestro conocimiento en la elaboración de un embutido honesto con el consumidor. Sobrasada hecha con cerdos mayores de dos años que permitía asegurar una calidad extraordinaria”, añade.

Respecto a la comercialización de alcaparras, prácticamente se inició en paralelo porque Ciutadella es una zona de recolección muy tradicional y suponía poder ofrecer otro aliciente para sus clientes que hasta el momento. Hasta la fecha, nadie había probado su comercialización en serie. “Obtuvimos la primera licencia de Menorca. Teníamos una serie de personas que nos recogían las alcaparras de mayo a septiembre, para que nosotros las pudiéramos adobar. El proceso que seguíamos era poner las alcaparras en agua y sal hasta llegar al punto óptimo de fermentación y, una vez escurridas, se ponía vinagre, tal y como se ha hecho toda la vida”, explica Pere. “Hasta el año 2008 producíamos 1.200 kilos al año pero la crisis nos frenó casi hasta la mitad porque no es un producto barato. Estamos convencidos del valor gastronómico que supone la alcaparra menorquina y por eso lo mimamos con cariño, cuidando el proceso de principio a fin”, añade.

De momento, el futuro de Es Murtaret pasa por ampliar la distribución de sus embutidos y alcaparras fuera de Menorca, consolidando Catalunya, que es su principal mercado. El año pasado produjeron 5.100 kg de embutidos. Este año también tienen previsto iniciar un proceso de actualización de toda su identidad corporativa. “Queremos introducirnos mejor en el sector de la restauración porque sabemos que muchos cocineros, por ejemplo, están utilizando nuestras alcaparras en su cocina pero todavía no nos conocemos personalmente”, explica Martina Moll, responsable de marketing. “Tenemos también mucha fidelidad de los consumidores en este sentido y ha llegado también el momento de mejorar nuestra relación con ellos”, concluye.