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Grecia está marcado el ritmo de las noticias económicas y generales, y los mercados no son ajenos a ello.

La cuestión principal para los inversores es saber si hay motivaciones reales para las caídas de estos días y valorar si es un simple recorte con Grecia como excusa para inyectar algo de pánico en los mercados y en especial a los pequeños inversores.
Parece claro, porque otras veces ha sido así, que en caso de filtrarse noticias positivas respecto a soluciones a corto plazo harían rebotar a las bolsas. Sin embargo, en el momento de escribir este post parece muy complicado, por lo tanto hay que valorar cómo afectaría la coyuntura más drástica: la salida de Grecia del euro.

La primera consecuencia a nivel global sería que la deuda pública (y privada) de este país sería impagada; algo que, por otro parte, parece que sería así incluso en caso de llegarse a acuerdos (incluso una quita). Un impagado afecta al acreedor, sin embargo es fundamental conocer que los principales tenedores de esta deuda son organismos supranacionales (FMI, Banco Central Europeo y Comisión Europea), lo cual suaviza mucho el impacto, ya sea porque tienen herramientas para ello o porque, de lo contrario, afectaría negativamente la solvencia de las entidades financieras.

Otro aspecto es el impacto económico al resto de países: a corto plazo la población griega perdería poder adquisitivo (pagarían y cobrarían con una moneda depreciada) pero teniendo en cuenta el tamaño del país y su impacto en la economía global (el 2% de la zona euro) no parece que dañe mucho al comercio internacional.

En bolsa se compran empresas y parece ser que no se verían afectadas ni por el impago de deuda ni por la dificultad de vender en Grecia. Lo peor para los mercados es la incertidumbre ya que hace mucho “ruido”. Así que una decisión contundente daría tranquilidad a pesar de un posible impacto negativo a corto plazo.